Hunting the Spirits
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 Tormenta en la enfermeria

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Garreth Zhang

Garreth Zhang


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MensajeTema: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeJue Jul 25, 2013 9:19 pm

[Segunda toma de "la pelea del milenio" despues del fracaso de "Entrenamiento interrumpido" (?).... ese rol era originalmente para que Ritva y Garreth terminaran peleandose (de acuerdo a un drama que Taty y yo queremos desarrollar) pero lamentablemente el rol tomo otro camino y en vez de pelearse, terminaron jugando.... derp....
Por eso, este post sera como el otro, privado hasta que alguna de las dos avise que se abre al publico OuO rogamos por favor que nadie mas postee aqui hasta ese aviso, muchas gracias! /o/]


El ruido de la fuerte tormenta veraniega lo saco de su estado de casi inconsciencia. Habia quedado mirando el techo por varios largos minutos para luego caer en un leve sueño, plagado de imagenes relacionadas a lo que habia pasado varios dias antes. La manera de la cual se perdio luego de salir de la biblioteca y como habia terminado en la playa... nunca antes habia experimentado aquello. Eso, mezclado con ciertos eventos recientes y varios lios emocionales, los cuales se guardaba muy adentro y no exteriorizaba con nadie, hacian que se le armara una pelota de nervios que estaba por estallar dentro de el. Pero el no se daba cuenta de ello... solo estaba preocupado por aquella "alucinacion" y lo que llegaria a significar con respecto a su relacion con su energia demoniaca.
Por aquello mismo, temia tener pesadillas de nuevo. Sabia que aun tenia ensima la proteccion que la directora le habia dejado, pero eso solo lo protegia de los estigmas... las pesadillas volvian, teniendo no mas efecto que una pesadilla vivida normal, pero seguian siendo igual de terribles. Muy en el fondo le aterraba la idea de volver a dormir en su cama por lo que por eso estaba en ese momento relajandose en un lugar bastante inusual, pero realmente tranquilo: la enfermeria.
Habia estado un par de dias alli, cuando finalmente habia vuelto de la odisea de la biblioteca. Y esos dias se los habia pasado durmiendo, en un estado cercano al coma. Cuando finalmente desperto, dejando de lado el hambre y desgano normales de haber pasado dos dias sin hacer nada mas que dormir, se sentia renovado y animado, lo suficiente para darse el alta e intentar seguir con su vida normal. Pero poco duro la estabilidad, lo que lo llevo a refugiarse de nuevo en la enfermeria.
No hacia nada en especial, aprovechaba que nunca habia gente alli y dormitaba en una de las camillas del fondo, muchas veces llevandose libros para mantener su cabeza ocupada cuando no dormia, y por supuesto complementaba todo aquello con musica.
Simplemente no tenia ganas de lidiar con el mundo esos dias por lo que se aislaba un poco buscando algo de paz (como si no fuera dificil encontrarla alli; ultimamente estaba todo demasiado tranquilo... como siempre pasaba antes de una mision terrible y seria).
Los truenos retumbaban por toda la escuela, sin dejarlo volver a dormitar tranquilo, cosa que lo puso irritable sin sentido aparente. Ese dia, aquella paz no parecia suficiente para relajarlo y se quedaba sin ideas para no salir a destrozar cosas.
Quedo pensativo por unos minutos cuando parecio ver algo moverse por el rabillo de su ojo en un extremo de la habitacion. Parpadeo guiando la vista hacia donde habia visto el movimiento, pero no habia nada alli... estaba solo en la enfermeria como lo habia estado hacia varias horas.
Se removio incomodo en la camilla, dandose la vuelta para observar como la lluvia mojaba todo fuera de la ventana que tenia al lado. Se concentro en aquel sonido de golpeteo constante y cerro los ojos.
Comenzo a escuchar ruidos a su espalda, como si alguien estuviera moviendo frasquitos de vidrio de los estantes, organizando cosas. Quizas si habia alguien alli, la enfermera o enfermero encargado del lugar, y al cual no habia escuchado entrar al parecer. Solo se quedo quieto haciendose el dormido para que nadie viniera a molestarlo....
Por unos largos minutos nada sucedio, y luego los tintineos cesaron. Iba a levantar la cabeza lentamente para ver si quien quiera que fuera ya se habia retirado, cuando sintio una mano ajena en su hombro, antes de que siquiera pudiera moverse. Se quedo quieto nuevamente mientras cierta sensacion de miedo le subia por el estomago... su instinto le decia que algo no iba bien. Se le ocurrio llevar la vista hacia donde sentia aquella mano apoyada, y lo que vio lo dejo petrificado de terror.
En efecto, aquello era una mano... o por lo menos lo que quedaba de ella,  ya que le faltaban dedos y piel, y estaba carcomida y podrida como si su respectivo cadaver hubiese pasado años en el agua descomponiendose.
No podia reaccionar. Su cerebro le mandaba ordenes a su cuerpo, pero este no respondia. Queria quitarse aquella cosa de encima, pero no podia dejar de mirarla, como si lo hubiese hipnotizado.
De repente un rayo cayo cercano al instituto, provocando un estruendo terrible y haciendo saltar al Reincarnate, desbocandole el corazon por el susto. Se sento de golpe en la camilla, buscando al dueño de aquella mano cadaverica, pero nuevamente no habia nada en aquel lugar ademas de el. Las luces parpadearon un poco por la tension electrica que la descarga del rayo habia provocado, y el joven juro que pudo ver frente a el, por un milisegundo en la oscuridad, a aquella silueta que habia perseguido dias atras.
Se quedo por un largo rato en aquella posicion sentado en la camilla, respirando rapido y ligeramente, agarrando los bordes de esta con fuerza hasta que los nudillos se le pusieron blancos y los caños de la estructura se abollaron. Mientras intentaba calmarse y recuperarse de tremendo susto, pasaba la vista de un extremo de la habitacion al otro, como vigilando que nada mas sucediera repentinamente y lo agarrara con la guardia baja. Paso por lo menos unos 20 minutos inmovilizado como estaba, hasta que junto fuerza de voluntad y solto el borde de la camilla, dejandolo con forma del interior de sus puños. Volvio a recostarse con cautela entre las sabanas como si no quisiera provocar sonido alguno, estando palido por lo sucedido. Nada mas paso... la lluvia simplemente cobro fuerza, azotando las paredes por fuera y creando un sonido parecido a la estatica de la TV.
El Reincarnate volvio a moverse, esta vez para ponerse en posicion fetal de cara a la pared, haciendose un ovillo apretado y tembloroso. Tenia un nudo doloroso en la garganta y queria aliviarlo dejando salir un grito, pero de seguro eso atraeria la atencion de la gente hacia la enfermeria y no queria ser visto en ese preciso momento mientras estaba vulnerable.
Y hablando de lo que no queria... escucho, esta vez claramente, como las bisagras de la puerta chirriaban al ser esta abierta, y luego unos pasos los cuales avanzaban hacia adentro del lugar. Rogo con todo su ser que aquella persona, sea quien fuese, no lo notara alli metido y se retirara lo antes posible, evitandole momentos de nerviosismo o preguntas incomodas que no queria responder... era lo ultimo que necesitaba en ese momento...
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeMiér Jul 31, 2013 6:10 pm

Finally -la cagan a tiros-
___________________________________

La oscuridad de la habitación y el silencio solo eran interrumpidos por la luz de los relámpagos y el rugir de los truenos. La tormenta había provocado un descenso de temperatura y trajo a la noche a una hora prematura, ambas cosas deseadas seguramente por quienes venían de tierras frías y el calor los agobiaba al punto de quitarles el aire. El verano en Japón, sumado a la acción de freno del aire por los edificios de Akihabara, volvía la existencia en el Instituto algo similar a un horno si uno no se encontraba bajo la fresca protección de un ventilador o un aire acondicionado.

Sin embargo, y pesar del salvajismo de la tempestad, para la finlandesa eso no era nada. Finlandesa, justamente. Las verdaderas tormentas para ella incluían una ventisca implacable y una nieve tan eterna a la vista como eran las tinieblas. Seis meses de oscuridad avasallante y devoradora. Muchas interpretaciones de la última capa del hogar de Lucifer, el averno, lo describían como helado, un desierto de hielo en toda su extensión, donde las almas se encontraban hundidas y comiéndose entre ellas bajo un lago congelado y de aspecto como el cristal. Concordando con esas palabras, Lapland era entonces el verdadero infierno, donde no llega la luz del sol durante mitad de año,  donde la electricidad escasea y debes pasar esa noche infinita escuchando el viento aullar y chocar contra las ventanas. Eso, era el horror de pasar el invierno en el norte de su país, y uno que conocía muy bien.


Esto no era nada comparado.







¿Pero por qué de pronto era tanto?


Su habitación hubiera estado sumida en las sombras si no fuera por la luz que entraba por la ventana, la poca que existía con el astro de helio oculto detrás de las nubes grises y con el cielo apagado. Las gotas de lluvia cubrían el vidrio y repiqueteaban en un sonido sordo. Lo único que se oía, además del llanto del cielo, era el “tic-tac” del reloj, marcando cada segundo en el que el tiempo avanzaba.
Mientras tanto, una mirada azul se perdía entre las esquinas oscuras del cuarto de manera nerviosa. Fruncía el ceño, a causa de la frustración del buscar algo pero no tener la capacidad de encontrarlo, y, de además, de no poder entender muy bien el problema cuya solución buscaba. ¿Qué era, exactamente, lo que le sucedía? ¿Todo estaba dentro de su cabeza? Estaba más que segura que, fuera lo que fuera, fue impulsado por el Instituto. Esto era incluso peor que las alucinaciones que sufría anteriormente, y lo que más temía era que volviesen. Que volviera a ver a la gente y a la vez ver a sus monstruos, los rostros desfigurados que la persiguieron durante tanto tiempo.

Aunque, ella sabía que no eran reales, y eso la hacía sonreír con satisfacción.





Igual, no deja de hacer que esto no sea real




Se lo recordó con amargura, y giró nuevamente sobre la cama para ahora quedar de costado pero apuntando a la dirección contraria, con una expresión que rozaba el horror.

Habían pasado solo un par de días luego de que siguió el consejo de la chica pelirosada con quien compartía la raza semi demoníaca, Petula: “Puedes pedirle clases personales a los profesores” podía recordar seguido de sus constantes “oh wow” y su voz pausada y carente de emociones. Lamentablemente, de una forma u otra necesitaría de los profesores para averiguar qué sucedía ahí dentro exactamente, así que debía de seguir el juego y aprender las habilidades que la directora aseguraba que todos tenían… a cualquier costo. La verdad era más importante que otras cosas.

Cerró sus manos temblorosas, creando un puño con ellas.



¿Cómo es que llegué a esto?


La clase personal había sido un éxito. Si existiera la suerte, la verdad es que estaba de su lado. ¿Qué mejor que encontrarse en el pasillo con el profesor de su propia “raza”? Jamás en su vida creyó que iba a estar tan feliz por aprender algo, teniendo en cuenta las falencias del sistema educativo, pero en éste caso en particular, el profesor Joos estaba más entusiasmado que ella incluso para iluminar su mente y compartir sus conocimientos con su alumna. Y en algo habían concordado, el egoísmo que ambos sentían a la hora de tener que dar información a los demás. Según su concepción, solo las personas con verdadero interés y determinadas características psicológicas tienen el privilegio de buscar lo más parecido a la verdad y poseerla. No solamente lo postulaba como un requisito, era sencillamente un hecho: La verdad absoluta no existe, se construye. Cambia, muta y se transforma con el paso del tiempo y el verdadero esfuerzo por alcanzarla. Y cualquier ignorante y fanático no debería tener acceso a ella. No, no lo tiene, ni nunca lo tendrá, porque para poder tocarla se necesitan hacer sacrificios, pequeños sacrificios que incluyen joderte tu propia cabeza o tu vida.

Al pensar en eso, abrió una de las manos y la elevó en contra de la ventana, separando los dedos y viendo cómo entre ellos se dibujaban valles en forma de U. Su piel pálida se veía oscura, solo el contorno estaba iluminado gracias a la fuente de luz que chocaba contra ella.
… No, no habían parado de temblar. En todo ese tiempo luego de la clase, jamás habían dejado de temblar. Al principio era leve, casi imperceptible, pero con el paso del tiempo se había intensificado al punto de parecer enferma. Para disimularlo, se limitaba a dormir, comer en su habitación, no hacer demasiado contacto para que el resto de sus compañeros no se enterase de su condición. Odiaba las preguntas impertinentes, pero más que nada la curiosidad que podría generar en algunas personas, transformándolas en basura que mete su nariz donde no le corresponde.



Pero… no importaba que pensase, el temblor seguía siendo real. Dejó aquellos pensamientos que la hacían enfadar para concentrarse en su pulso inquieto. Tenía ciertas hipótesis, pero nada confirmado aún. Trataba de tomarlo con calma, pero era desesperante no poder tomar un lápiz y  escribir, no poder agarrar cosas sin tirarlas o romperlas… era sentirse completamente inútil. Era hora de hacer algo al respecto. Basta de dormir sin conseguir ningún resultado.
Apenas tardó unos minutos en ponerse pantalones, borceguíes, alguna camisa con dos o tres botones desabrochados y salió al pasillo. Caminó escondiendo sus manos en los bolsillos, acompañada del sonido de la tormenta que aún persistía y su camino fue iluminado por el reflejo de las ventanas con las gotas de lluvia adornándolas por doquier. No sabía qué hora era, pero evidentemente era en un momento en que los estudiantes andaban haciendo sus cosas sin hacer demasiado escándalo. Creyó que podría ser por la lluvia, no daba muchas posibilidades de salir afuera. Ese tipo de clima generaba muchas veces un estado silencioso, donde los truenos y los relámpagos cobran protagonismo y obligan a acallar toda actividad que intente superar su concierto de luces y sonido. Ritva agradeció su danza luminosa, le ayudaba a vislumbrar el camino… ¿para buscar ayuda? No estaba muy segura de qué conseguiría con caminar sin rumbo, quizás volvería a ver a su profesor para pedirle una ayuda y echarle en cara que su dibujo extraño no servía para nada…

De repente, un desfile de electricidad llamó su atención. Desde la ventana podía verse como un relámpago estallaba cerca del edificio y su destrucción parecía pronosticar cosas malas. Una mueca se dibujó en la cara de la chica. El cielo estaba enfadado por algún motivo. Se acercó al cristal y elevó la mirada para examinar las nubes. No era una tormenta completamente normal, incluso para no ser su infierno congelado en Lapland.
Se apartó y suspiró, mirando la hora de su reloj y luego se revolvió el pelo, tirándose de un par de mechones mientras gruñía con molestia al sentir el estremecimiento que salía de su palma y se extendía por sus dedos. Mierda, dijo entre dientes y avanzó con paso más seguro. Algo encontraría… Siguió caminando de largo hasta que un símbolo en una puerta llamó su atención. Una cruz, roja.

La enfermería.

Los huesos de sus dedos sonaron ligeramente mientras sostenía el pestillo. Lo giró, y las bisagras cedieron dejándola pasar. En su interior se encontraba el mismo panorama que el pasillo, oscuro, con un leve ambiente frío e iluminado y con la música de la lluvia de fondo. Sus ojos actuaron como un radar, escaneando los objetos a su alrededor. Camillas, muebles llenos de frascos e instrumentos típicos de consultorios: vendas, alcohol etílico, etc. Quién diría que hasta los semi demonios se ponían curitas. Dio un par de pasos y cerró la puerta tras de sí, no de un portazo pero sí lo suficientemente fuerte para hacerse oír, así quizás la enfermera aparecería a atenderla, pero a primera vista, no había señales de vida… Inteligente.
Su cara se transformó en una mueca de asco cuando se encontró con una silueta desagradablemente conocida. La cabellera (¿con esos pelos? Casi calvicie) bicolora de Garreth era inconfundible. Hubiera proferido un grito de “¡Pitufo!” si no estuviera tan desesperada por su problema y él tan enfadado con su persona. Echó un último vistazo a su alrededor y volvió su mirada al frente, donde el resto de las camillas se encontraban y en la más lejana reposaba el Reincarnate. Su expresión se enfrió, mostrándose seria e indiferente y caminó hasta estar a diez pasos de distancia aproximadamente de su compañero, sin dejar de mirar el resto de la habitación. Aún tenía esperanza de no estar sola con él en ese cuarto.



-¿Dónde está la enfermera?-preguntó con tono demandante y sin mirarlo. Su voz sonó potente saliendo de su garganta, como si no le importara en absoluto interrumpir el momento a solas del chico.

Mientras tanto,  ocultaba su “Parkinson espontáneo”, sin quitar sus manos de los bolsillos.
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeMiér Jul 31, 2013 9:43 pm

[*se averguenza de que su post no es tan largo como el tuyo* i'm gomen... *papcryplz* (?)]

Por un momento no escucho mas que una respiracion femenina, amplificada gracias a su sentido del oido superdesarrollado, el cual se encontraba mas agudo que de costumbre por el susto anterior. Luego la leve brisa que el movimiento de la puerta al cerrarse produjo, le trajo un aroma bastante inconfundible el cual no solo le revelo la identidad de la persona que habia entrado al lugar, sino que tambien le transmitio levemente cierta escencia de nerviosismo o frustracion, no podia diferenciar bien cual de los dos. Esa sensacion combinada con los recuerdos no muy agradables que la acompañaban, le provocaron cierto escalofrio cuando el enojo volvio a brotarle muy desde el fondo del estomago, ya que sus musculos no podian tensarse mas fisicamente de lo que ya estaban.
¿Por que era ella la que siempre aparecia cuando el no se encontraba en el mejor de sus animos? Parecia que el destino le estaba jugando una muy mala broma poniendo su paciencia a prueba en todo momento posible, aun cuando esta estaba casi al limite de sus capacidades.
Escucho atentamente como ella se quedaba por un momento mas en un punto, quizas observando el interior de la enfermeria, y luego comenzaba a avanzar, el sonido de los pasos acercandose cada vez mas hacia donde estaba el deteniendose a solo unos pocos metros, algo realmente riesgoso para la joven. Pero ella aun no tenia manera de saber que toda aquella situacion era riesgosa.
Sus palabras rompieron con el monotono sonido de la lluvia por un momento, haciendo que el Reincarnate soltara un casi imperceptible sobresalto. No estaba seguro de si debia responder o no... no estaba seguro de si ella lo tomaria por dormido, aun si seguia en silencio sin responder... no estaba seguro de con que tono saldria su voz si llegaba a contestar y queria evitar transmitirle a cualquier costo su desastroso estado actual.
Finalmente la impaciencia de quererla fuera de aquel lugar le gano y trago saliva preparando sus cuerdas vocales para evitar que su voz se quebrara o denotara algun tono particular. Queria contestar lo mas neutralmente posible, incluso haciendo parecer que aquella situacion era perfectamente normal.
-...la enfermera?... esta de vacaciones... -su voz sono un poco ronca y pesada como si acabara de despertarse, tiñendose con cierto tinte de sarcasmo -...no, ni idea.... ni siquiera se si existe una enfermera en este lugar, de casualidad que existe la enfermeria... -agrego ciertamente un poco mas agresivamente que antes, pero eso habia sido inconciente apesar de todo el preparamiento mental que habia procurado hacer antes de abrir la boca.
Queria agregar un "largate de aqui" a su respuesta, pero sabia que ella se lo tomaria como un desafio y con lo mucho que gustaba de molestarlo de seguro alargaria su estadia. Sin embargo, estaba tacito que el joven no la queria alli.
Sus fosas nasales se dilataron un poco como olfateando nuevamente el ambiente, el cual se sentia tan tenso que casi podia palparse. Ahora que tenia a la chica mas cerca, podia percibir con mas claridad otras sensaciones que se desprendian de su persona. No sabia por que pero podia percibir inquietud, como si estuviera alarmada por algun mal que la venia persiguiendo. El mal humor y desagrado tambien eran facilmente captables, pero eso lo atribuyo a su presencia y al no esperarse encontrarlo alli en la enfermeria.
...Y ahora que se ponia a pensarlo mejor, le nacio una curiosidad, como a cualquier persona normal que ve a alguien conocido asistir a un lugar semejante... ¿Por que iria Valkoinen a la enfermeria? No percibia en lo mas minimo el olor metalico de la sangre en ella, por lo que heridas no presentaba... ¿Quizas era algun dolor interno? Su comportamieto inquieto y ansioso parecia poner en evidencia algo de esa misma naturaleza. Pero lo que mas le llamaba la atencion era que ahora aquella escencia a energia demoniaca que habia dicho percibir en ella ya varias semanas atras cuando se la encontro una mañana en el patio del instituto, estaba mas presente a su alrededor, casi como si estuviese filtrandose fuera de su ser sin control.
Estaba casi seguro de que una simple enfermera no podria ayudarla con cosas relacionadas a la enegia demoniaca, de no ser que fuera una entrenada en el tema. Y sinceramente no habia visto ninguna enfermera o enfermero presentarse en aquel lugar en todos los dias que ya habia pasado alli.
Su curiosidad hizo que se removiera, desenvolviendose de su posicion de ovillo para luego incorporarse y sentarse otra vez en el borde de la camilla de frente a la chica, evitando lo mas disimuladamente posible que sus dedos no encajaran a la perfeccion en las irregularidades que le habia causado al metal de la estructura anteriormente. Aun cabizbajo, se paso una mano por la cara frotandosela con pesadumbre para luego, moviendo solo los ojos, levantar la vista hacia ella y clavarle ambos de sus claros iris directo en los de ella, sin flaquear ni desviarlos por un segundo. Simplemente quedo mirandola fijo de esa misma manera con los ojos ensombrecidos bajo sus cejas, escudriñando cualquier señal de reaccion, cualquier movimiento que se transformara en lenguaje corporal que el pudiera leer aun sabiendo que Valkoinen era una persona dificil de descifrar...
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeDom Ago 04, 2013 9:36 pm

Cuando sus ojos volvieron a posarse en él, sus palabras no habían salido de su boca, pero, cuando lo hicieron, inmediatamente sus iris rodaron por su esclerótica y se giró, bufando y dándole la espalda al Reincarnate. Las palabras del chico seguían inundando la habitación, interrumpidas solamente por un trueno ocasional hasta que finalmente guardó silencio. Ritva estaba frustrada, era sencillamente lo que le faltaba, una fuente de ayuda menos. ¿Para qué demonios tenía entonces una enfermería el Instituto si de todas formas la iba a dejar de vacaciones mientras los alumnos estaban recibiendo clases? No tenía lógica.

Y no, tampoco había captado el sarcasmo. Normalmente lo haría, pero su mente estaba en otras cosas ahora como para procesar hechos tan nimios.

Su desesperación ahora incrementó. Temió ir con el profesor… temió por un momento haberla cagado. Pero cagado a tal punto de que se haya herido a sí misma, de haber perjudicado su salud en el proceso de fracasar. Sacrificios por nada en realidad, sacrificios que solo estaba dispuesta a dar si se trataba de algo importante, que no se trataba de eso en éste caso. Suspiró y movió su mandíbula inferior como acto siguiente, haciendo que sus dientes chirriaran dentro de su boca al deslizarse los superiores con los inferiores. Necesitaba calmarse. Al darse la vuelta, había hecho dos o tres pasos para moverse tan solo unos centímetros de su posición anterior, mirando ahora con más precisión a su alrededor, buscando algo dentro de aquella sala que pudiera ayudarla.

Y no lo pensó dos veces. Sus pisadas fueron rápidas. Prácticamente se abalanzó sobre el escritorio de la enfermera o enfermero, moviendo un par de papeles y mirándolos por encima, apartándolos de su pila con algo de rapidez. Luego, su mirada fue hacia los estantes cercanos, buscando entre los títulos de los frascos de medicamentos algo que pudiera ayudarla a calmar los temblores. Pero nada, y la mayoría estaban vacíos para ser los pocos existentes. Se estaba volviendo a frustrar, hasta parecía que el temblor incrementaba, o al menos eso le pareció cuando se llevó una mano a la frente. Retrocedió, ahora chocando ligeramente con una de las mesitas que transportan elementos metálicos junto con una bandejita para acercarlos a las camillas. Logró sostenerlo con una de sus manos y notó inmediatamente cómo hacía, a la vez, que todos los instrumentos metálicos vibraran sobre la superficie pulida. Enseguida lo soltó, claramente, pero su movimiento brusco hizo que uno de ellos cayera al suelo.

Lo que le faltaba, demostrar torpeza enfrente de alguien y justamente el pitufo. Su cerebro no procesó las cosas con demasiada calma; sus dos manos empujaron el mueble con tal brusquedad que toda la fuente metálica voló junto con lo que tenía encima, tirando a su vez la mesita con ruedas que se apoyó en el suelo. Acto siguiente, su pie le dio la aceleración suficiente para que se encontrara chocando contra la pared.


-¡LA PUTA MADRE! ¡PERKELE!- profirió, mezclando el inglés con su idioma natal al insultar al aire, mientras derribaba las cosas con ira, emitiendo sus gritos en una potente voz gutural y ronca. No tardó mucho tiempo en girarse, respirando con la nariz ruidosamente. No se había percatado en todo ese tiempo que Garreth había puesto sus ojos en ella, pero no le importó en absoluto, solo frunció fuertemente el ceño y lo miró muy enojada, correspondiendo su mirada-¿Qué?- Inquirió con poca educación, apretando los puños. Enseguida se irguió y se paró derecha, pateando los pocos instrumentos que habían quedado cerca de ella para que se unieran con la bandeja tirada a unos metros. Evidentemente estaba furiosa, igualmente, gracias a su pequeña actuación iracunda, su cabeza se enfrió un poco-Instituto de mierda… con gente de mierda… con profesores de mierda…-Masculló entre dientes, mirando los objetos cercanos a su persona para seguir pateando cosas sin sentido.

Luego, recordó su problema. Había obviamente dejado sus manos al descubierto, siendo muy tarde ahora para ocultarlas de su “amigo”, incluso ahora que se pasaba una por su frente para limpiarse el sudor. Sus ojos volvieron a posarse en él mientras sus manos volvían a caer a sus costados, temblando con mucha evidencia.

Un relámpago volvió a iluminar toda la habitación de nuevo. Los ojos azules hubiesen seguido clavados en los celestes del chico si por un momento la luz que entró por la ventana no hubiera hecho énfasis en una pequeña hilera deformada en la estructura de la camilla donde estaba el Reincarnate. Parecía que hubiera sido apretada por una mano humana. La mirada de Ritva no tardó en volver a la de Garreth.


-… ¿Qué haces entonces en la enfermería si no hay enfermera?- Preguntó, sin moverse de su lugar.


Última edición por Ritva Valkoinen el Lun Ago 12, 2013 10:27 pm, editado 3 veces
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeLun Ago 05, 2013 12:48 am

Habia seguido todos sus movimientos sin siquiera inmutarse, cerrando de a ratos los ojos cuando la chica hacia demasiado ruido al tirar y patear cosas, ya que algunos sonidos eran demasiado agudos y repentinos para sus oidos alertas, los cuales habian estado rodeados de silencio ya por un buen rato. Aquella repentina perdida de autocontrol en Valkoinen lo sorprendio bastante, ya que la conocia como a alguien quien no mostraba sus verdaderas intenciones tan sinceramente, pero parecia que esta vez estaba de verdad en el limite de su cordura.
El presenciar como progresivamente iba perdiendo el autocontrol le provoco algo de... ¿pena? ¿empatia? No estaba seguro pero tampoco le dio muchas vueltas a eso. Lo que mas le llamo la atencion fue cuando escucho sus gritos de enojo al patear aquella mesa con la bandeja de metal ensima. Hubo cierto tono mezclado en su voz que hizo que sus oidos vibraran de una manera inusual, cosa que le puso alerta institivamente, un poco mas aun cuando un par de objetos cayeron o pasaron cerca de el.
Tambien noto los temblores... y los hubiese notado aun si estuviera en un estado mas relajado y no tan alerta; el tintineo que provocaron esos instrumentos antes de ser lanzados con bandeja y todo al suelo fue evidente. Toda aquella situacion le resulto extraña, pero no era el momento en el que tenia a suficiente tolerancia como para analizar la situacion mas friamente, su cansancio mental era mas fuerte que su curiosidad luego de todo el lio que ella habia causado en tan poco tiempo y solo la queria lejos de alli para que la calma reinara nuevamente en aquel lugar...
Y encima los truenos intensificaban su fuerza y se volvian cada vez mas recurrentes, desconcentrandolo y haciendole imposible enfocarse en reflexiones profundas.
Luego ella se dirigio a el, a lo cual solo fruncio el seño severamente, sin responder y aun sosteniendo la vista en su persona. Desde el centro de su abdomen comenzaba a nacerle una sensacion hirviente que se convertia en lenta ira la cual evitaba dejar avanzar mas, porque sabia que no seria bueno si el mismo comenzaba a hacer caprichos como lo estaba haciendo la chica... su "tantrum" no se limitarian en solo en romper cosas.
Por un momento noto que la mirada de Valkoinen se dirigia a un punto mas abajo, cerca de sus manos, y no tardo en entender que habia notado las marcas de abolladuras en los caños. Se bajo de un salto de la camilla, irguiendose en toda su altura mientras se notaba la tension de los musculos de sus brazos, cuello y mandibula apretada debido al enojo.
-...no es de tu incumbencia, Valkoinen -le espeto cortante elevando la cabeza para mirarla desde arriba con una expresion despectiva y fria -no se que droga has venido a buscar, pero evidentemente no esta aqui, por lo que te sugiero que te retires lo antes posible antes de que intente retirarte yo mismo..... -si uno se ponia a analizar la situacion con una mirada rapida y general, podia interpretarse como si ella estuviese pasando por un periodo de abstiencia y necesitara volver a darse con una dosis de alguna droga o sustancia a la cual tenia adiccion. Eso explicaria su comportamiento erratico que muchas veces habia presenciado, y sinceramente no le sorprendia.
Pero lo unico que queria era que saliera de alli lo mas pronto posible y lo dejara nuevamente en paz, y poco le importaba llegar a tomar medidas drasticas. Solo le dio esa advertencia y si ella no la seguia como el queria, las cosas se pondrian feas...
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeMiér Ago 07, 2013 6:25 pm

Verlo levantarse de la camilla disparó una serie de latidos abruptos provenientes de su corazón, pero no se trataba del miedo. La mirada de desagrado y casi asco ajena la hizo, primero, confundirse, luego molestarse y abrir un poco más los ojos cuando comenzó a hablarle. Mientras tanto una de las comisuras de su labio temblaba como si luchara para extenderse hacia un costado en una mueca. Quizás su compañero no se percataba, pero el lenguaje corporal y la expresión de su rostro provocaba que su excitación incrementara, se desviara a concentrarse en otro punto y nublaba la concentración de la mujer para dejarla tan solo mirándolo procesando la situación. Quizás, tampoco supiera que todo lo que él le estaba demostrando, todo su enojo... la seducía, le seducía lo que se le planteaba enfrente, el posible desenlace en lo que podría terminar la conversación tensa en la que se encontraban. Así como de la nada había estallado al punto de enviar a volar la bandeja y los utensilios que tenía encima, de la misma forma sintió la necesidad de continuar "liberando" aquello que tenía contenido.

Hacía mucho tiempo que nadie le hacía frente de esa forma, y mucho menos la amenazaba.

Sus dedos se apretaron más en sus puños cerrados y al moverse los pequeños huesos que los componen crujieron ante el esfuerzo. Ritva lo escuchó, dejando que sus oscuros labios dibujaran una sonrisa y a la vez dejaran escapar una risa muy baja, que casi no tenía espacio para salir y propagarse libremente. Intentó mantener la compostura un tiempo más, dejándole por un rato la idea de que podía llegar a tomárselo en serio (o al menos, tomarse en serio la advertencia de entre todo lo que había dicho) recurriendo a sus incisivos que mordieron su boca para mantenerla cerrada. Llegó un momento en que agachó la cabeza luego de que el chico terminara de hablar y solo negó, sintiendo sus hombros temblar mientras esa carcajada iba creciendo, pasando de un murmullo a una risita molestosa y completamente superficial.

Al final, solo dejó que los truenos acompañaran su estruendosa risa que rozó varias octavas elevadas de su voz, tapándose los ojos con una mano y con la otra agarrándose el estómago.  


-¡Hahahaha, drogas dices!-Habló entre carcajadas espantosas, hasta que de repente se calló y su expresión se volvió completamente seria al volver a mirarlo, como si no se hubiera reído en todo ese tiempo- Ah... ¿Quién eras tú? ¿Eres un profesor? ¿Un superior?- hizo una expresión como si estuviera en duda un momento, luego su cara se iluminó e hizo que las yemas de sus dedos sonaran-¡Oh! ¡Cierto! ¡No eras nadie!-volvió a tornarse seria- Lo siento, pero si bien tengo entendido, la enfermería está al acceso de todo el mundo, si tenías ganas de dormir te hubieras ido a tu habitación querido, no tienes poder de echarme de este lugar- enarcó una ceja luego de su pequeño monólogo, ahora mirándolo de arriba a abajo- ... Además, no sigo ordenes de un fanático, mucho menos cuando está a gusto siendo un monstruo, Pitufo- con lo último soltó otra risa, breve y en voz baja, sonriendo de lado.

¿Irse o no a la mierda? E ahí el dilema.

No lo dudó mucho, enseguida dio un paso al frente, desafiante. La luz de los relámpagos de vez en cuando espantaba las tinieblas y hacía temblar la poca luz dentro de la habitación, destacando de vez en cuando la silueta de la mujer. La sonrisa de su rostro se había ampliado lo más que podía, sin poder contenerse mucho más. Molestar al peliceleste era una de sus actividades favoritas, pero en este momento sobrepasaba sus propios límites de lo que era divertido y de lo que verdaderamente podía ofenderlo, a él y a cualquiera. No tenía intenciones de calmar su humor, ni tampoco de dirigir la escena a algo cómico. Realmente quería presionar y presionar, conocer hasta donde podía volver loco al otro semi-demonio.

- Ven y sácame si tienes tantas pelotas, Garreth -

Dijo como última cosa antes de ladear la cabeza y elevar las cejas.
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeMiér Ago 07, 2013 7:59 pm

Si habia algo que estaba dentro de las 5 cosas que mas odiaba en el mundo, era aquella risa innecesaria, aguda y falsa que le perforaba los oidos. Y como era de esperarse, aquella actitud avivo un poco mas la rabia que estaba por consumirlo internamente, avanzando por cada rincon de su cuerpo a cada palabra e insulto que ella pronunciaba. Nunca habia sentido ese tipo de rabia antes o por lo menos no en el ultimo año, y volver a experimentar esa impotencia que le generaba el disminuyente autocontrol que poseia en ese instante, hacia que quisiera no conocer en absoluto a la persona que tenia en frente para poder descargarle ensima el enojo sin cuidado ni remordimiento, enseñandole asi que si debia temer a sus advertencias.
"No eras nadie"... El musculo de la mandibula se le retorcio en un tic al apretar los dientes, recordando las tantas veces que diferentes seres (personas y espiritus) le habian repetido esas palabras.
"No eres nadie, no por ti mismo; tu eres el y nunca seras nadie mas..."
Sus labios se tensaron y corrieron dejando a la vista sus dientes afilados, los cuales sobresalian de mas en aquella mueca de rabia animal, mientras que detras de el los relampagos enloquecian, volviendose continuos. Parecia alguna especie de depredador grande acorralado y nervioso, mostrando los dientes a modo de advertencia a punto de echarse a la yugular de quien lo enfrentara. Lo ultimo que necesitaba era una señal para poder lanzarse al ataque... ¿Asi que ella afirmaba que era un monstruo? Pues le daria finalmente y con todo gusto una razon para llamarlo monstruo...
A esta altura, el joven Reincarnate ya no tenia control de si mismo y el unico objetivo fijo en su mente era intimidar de cualquier manera a la chica para demostrarle quien mandaba en ese territorio. La siguiente accion se desarrollo en tan solo unos escasos segundos...
Otro rayo cayo muy cercano al edificio del instituto haciendo quizas un poco mas de ruido que el anterior y provocando un parpadeo frenetico en las luces de la enfermeria mientras los artefactos electricos del lugar echaban chispas por la estatica.
De la nada, una camilla paso volando a gran velocidad, a tan solo a unos pocos centimetros del costado izquierdo del rostro de Ritva, removiendole los cabellos por la rafaga de viento que provoco. Si ella hubiese clavado la vista en el borde metalico del artefacto, hubiese podido ver perfectamente el reflejo de su propios ojos devolviendole la mirada por una milesima de segundo.
Otro estruendo y la camilla se deshizo en pedazos en contra de la pared, justo al lado de la puerta de entrada. Termino alli en el piso hecha un manojo de caños y sabanas, completamente deformada por el golpe que freno su trayectoria.
Las luces terminaron por quemarse, soltando a veces algun que otro ocacional parpadeo y chispazo que iluminaba por un corto momento el lugar. La silueta del joven se recortaba en contra del ventanal iluminado por los relampagos, en una pose que dejaba en claro de una manera sutil que el chico se habia movido, con una mano apenas levantada y el cuerpo ladeado. Ni siquiera habia hecho esfuerzo alguno para mandar por los aires a la camilla en la que habia estado durmiendo, la cual momentos antes estaba detras suyo.
Las sombras rodeaban todo, personas y artefactos incluidos, y los parpadeos de la bombita de luz quemada las hacia danzar nerviosamente alrededor. No solo se movian por los chispazos de luz, sino que hasta parecian tener vida propia, desplazandose antinaturalmente por las distintas superficies y relieves de las cosas.
Lo unico que provocaba un vago resplandor continuo eran los ojos del Reincarnate, encendidos y fijos, manteniendo las pupilas finas sobre la silueta de la chica. Un leve gruñido se confundio con la voz de este al hablar...
-...ultima advertencia, Valkoinen....sal de este maldito lugar ahora.... -volvio a su posicion anterior, relajando los brazos a los costados de su cuerpo y enderezandose con altaneria. No... Garreth no habia fallado al lanzar la camilla... Es mas, habia dado justo en donde queria... Aquella violenta accion habia sido casi un alarde de su fuerza y punteria, y su mirada dejaba en claro que la proxima no volveria a fallar a proposito. Si Ritva aun continuaba quedandose en su lugar, no tendria mas remedio que hacerle aprender por las malas que con su paciencia no se jugaba...
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeMar Ago 13, 2013 7:29 pm

El tiempo en ese momento pareció ir a una velocidad increíblemente rápida.

De la nada, un aire fresco acarició su mejilla dejando un trazo de frío tacto junto con el movimiento de sus cabellos que imitaban el pelaje del leopardo de las nieves. Se sintió breve y efímero, y de algún modo agradable en un momento. Muy al pesar de que se trataba de una camilla de casi 40 kilogramos que viajaba a gran velocidad gracias a la fuerza que la había impulsado, pasando apenas centímetros de su persona.

El cortocircuito de la luz y la inestabilidad de la energía contribuyeron para que el lanzamiento del Reincarnate disfrazara su violencia y brutalidad, como si sencillamente por ese lapsus de tiempo nada peligroso le hubiera podido pasar, afectándola muy poco a pesar de que el impacto le hubiera causado muchísimo dolor si lo hubiera recibido de lleno. La mujer no siguió el trayecto del objeto en cuestión, sino que se quedó tan quieta como si apenas lo hubiera podido procesar, y, de hecho, no lo había hecho. Solo segundos pasaron luego de que Garreth repitiera su amenaza para que al fin volteara después de quedarse en blanco y sonriendo ligera y superficialmente a la nada, observando los restos de lo que una vez fue un soporte para un colchón fino y tela entre lo que le permitía ver la luz intermitente.


Y así se quedó un rato, absorta en lo que ahora era chatarra por unos instantes, permitiendo solo ver su cabello negro como su ropa y las pocas señales visibles de piel blanca y cabello gracias a la fuente lumínica inestable. Parpadeando, oscilando entre la visión y solo las tinieblas.


Cuando la luz se apagó, dejó antes de la oscuridad esa misma imagen, la chica sencillamente ignorándolo como si hubiera dejado de existir, tranquilamente mirando hacia el rincón en la pared, inexpresiva tanto en su rostro como en los inexistentes movimientos de su cuerpo. Pero, las chispas al volver luego de dejar el cuarto a oscuras en esos milisegundos, los ojos azules ahora estaban clavados en él con suma atención y sus dientes eran visibles en una sonrisa amplia. Lo único que podía hacer notar que no estaba para nada feliz, era que notablemente, todo en su expresión era muy forzoso. Casi parecía hasta presionar sus caninos unos contra otros. La realidad era que tensionaba al límite sus músculos para intentar incrementar esa sonrisa en su rostro.



-No me das miedo, Pitufo, aún a pesar de tu fea cara- comentó, como si reflexionara un momento, dirigiendo sus iris hacia un costado y volviendo a él más tarde - Si tus intenciones son intimidarme, vas un poquito mal encaminado… Pero te diré algo, tendrás un 10 por el esfuerzo– levantó ambas manos luego, mostrando sus puños cerrados. Su sonrisa volvió a hacer excesivamente forzosa, pero ahora inclinaba ligeramente su cabeza hacia abajo sin dejar de mirarlo fijamente, mientras tanto sus dedos se iban separando lentamente.


Nuevamente, la lamparita jugaba con la visión del lugar, pero ahora las sombras, distorsionadas por la nueva postura de la mujer, dibujaban sus cuencas oculares más oscuras, las arrugas de sus mejillas al sonreír con más énfasis y la silueta de su nariz sobre sus labios. Era la prueba irrefutable de que algo tenía en mente y eso la divertía mucho por algún motivo. La aparición de los relámpagos sobre la habitación parecía ser más juego; aparecer cuando la bombilla no se activaba, desaparecer cuando sí, y un divertido contraste entre la presencia del dorado y el azul se asemejaba mucho a un combate discreto de posición.

Sin embargo, había algo más que llamaba a la oscuridad, algo que cortaba con esos períodos de visibilidad momentánea y parecía darle más fuerza a la penumbra que amenazaba con engullirse todo campo de visión posible en un compás marcado por los temblores en los dedos que iban subiendo.


De repente, un apagón momentáneo donde ni tormenta ni lámpara combatieron por dominar la habitación, todo se quedó en silencio por un lapsus que pareció eterno.



… Hasta que el estallido de los vidrios dejó entrar la furia de la lluvia y eliminar cualquier limitación para el rugir de los truenos, haciendo a su vez que el viento que entraba por el nuevo agujero dentro del lugar moviera las cortinas violentamente. Las gotas de agua caían desde el marco hasta el suelo, dejando un gran charco detrás de donde se encontraba el Reincarnate. Más lejos del edificio, un estallido que no correspondía con la voz de la tormenta acompañó a la acústica, de menor volumen, pero de todas formas una explosión al fin y al cabo, algo que no era de origen natural. No se trataba de un trueno, ni tampoco era el golpe de un objeto como lo fue el de la camilla, se trataba de algo más, algo que se había producido dentro de la habitación.


-Ups.-


Se escuchó como un pequeño susurro desde la porción de la enfermería en la que Ritva se encontraba. Estaba mirando una de sus manos, que, además de temblar, tenía la palma abierta y los dedos extendidos hacia adelante, como si acabara de lanzar un objeto pequeño, la otra mostraba los cinco dedos, habiendo hecho la calificación de la que hablaba. Efectivamente, desde la punta de sus dedos casi tan blancos como la nieve, nacía una estela negra similar al humo de un cigarrillo desvanecerse en el aire. Acto siguiente, la mano fue elevada en el aire, más cerca de la cara de la chica para ser examinada, primero palma y luego dorso.


-Mm… vaya, y eso que creía que podía ser solo una loca cuya familia quería sacársela de encima y no tenía nada de energía demoníaca ¿no?– Asintió con la cabeza con expresión incrédula y luego cerró la mano levantada, volviendo a ver a Garreth –Parece que dos podemos jugar éste juego, Pitufo, yo también puedo dar mucho miedo.-


Inmediatamente sonrió de lado y una de sus cejas se enarcó, mientras tanto ambos brazos bajaban a la mitad de sus muslos y sus piernas se separaban. Su cabeza fue hacia uno de sus hombros y luego al otro, escuchándose como sus vertebras sonaban audiblemente luego de la tensión a la que habían estado sometidas. Las arterias y tendones de sus manos se marcaron con fuerza, siendo visible con la proyección su relieve con la acción de la luz. Aún seguían temblando frenéticamente, pero ahora su palidez era visiblemente diferente a la normal. Junto con esto, los ojos de la pelinegra estaban clavados en lo que en su mente ahora era su oponente, sin dejar de sonreír. Su mirada lo decía todo: a todo o nada.


Ya no le dolían los músculos de las mejillas.
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeMiér Ago 14, 2013 12:31 am

Seguia sin moverse, prestando atencion a la reaccion de la chica frente a su intento de intimidacion. Por un momento penso que quizas no habia sido lo suficientemente explicito con su amenaza, al ver que la otra no reaccionaba lo suficiente. Estaba a punto de realizar alguna accion un poco mas brusca pero al verla voltearse con aquella expresion tan tensa y forzada, sintio un pequeño tiron de satisfaccion dentro de si...
Podia olerlo, sentirlo en sus propios receptores nerviosos, como ella se agitaba cada vez mas con cada accion que se desenvolvia, ya fuera por la exaltacion o por el enojo, a la par del ambiente cambiante que los rodeaba en ese momento en la enfermeria. Y eso lo contagiaba, poniendolo inquieto, ansioso por el proximo movimiento.
Al escucharla hablar, cerro los puños dejadolos a la altura de su cintura sin dejar de mostrarle los dientes, haciendo que le temblaran las comisuras de la boca por el gesto tenso. La ultima evidencia de humanidad que lo separaba de despedazarla con los mismos dientes estaba desvaneciendose cada vez mas a medida de que el tiempo pasaba, conteniendose de responder ante las burlas. No tenia tiempo para las palabras huecas, observaba y vigilaba atento, evaluando la mejor manera de agarrarla desprevenida en un ataque directo para derribarla y quitarle de la cara aquella sonrisa desagradable de una vez por todas.
Pero el cambio en el ambiente fue repentino y casi palpable, silenciandose todo por unos segundos. La oscuridad fue total por ese momento pero gracias a su vision demoniaca aun distinguio la silueta femenina frente a si mismo haciendo un extraño movimiento con la mano, sutil y rapido, que libero una pequeña silueta oscura la cual provoco que el vidrio estallara hacia afuera al ser golpeado por esta.
Del silencio paso al estruendo abruptamente como si se le hubiese subido de repente el volumen a un equipo de sonido hasta llegar al maximo de su capacidad y el ruido de la tormenta inundo la enfermeria, retumbando en las paredes.
Otro sonido desafino con respecto a la caotica orquesta naturalque se producia fuera del edificio, haciendo que el Reincarnate ladeara un poco la cabeza para enfocar una oreja hacia donde se habia escuchado tal explosion. La lluvia entraba con fuerza por la ventana destrozada y le empapaba la nuca y la camiseta, pegandosela a la espalda con la fuerza del viento. Era realmente refrescante... Por unos segundos cerro los ojos dejando que el agua lo mojara, sintiendo cierto alivio momentaneo, como si la misma lluvia lo recargara y arrullara, aun con la fuerza con la que pegaba en el.
Luego de observar los vidrios rotos detras de si, el joven volvio la mirada a la chica a la misma vez que esta proferia aquella leve y falsa exclamacion, fingiendo que lo que habia hecho no fuera su verdadera intencion. Acto seguido, examinaba sus manos de manera peculiar y Garreth pudo ver que soltaban humo, al igual que si hubiesen sido encendidas con incienso. El aroma que capto a continuacion fue claro, siendo este la misma esencia de Ritva aumentada en un perfume pesado, llenando la habitacion de una sensacion inquietante e incomoda... Otra vez aquella incomodidad que ella le generaba muy seguido y que tanto le molestaba sentir en su presencia.
Las palabras de ella fueron las que exactamente habia dicho el hace ya bastante. Y la ultima oracion, un desafio. Efectivamente, la chica se estiraba y preparaba al igual que si fuera a luchar en un ring... eso le provoco exitacion entusiasmandose, sabiendo que lo que vendria a continuacion volveria las cosas mas violentas.
Asintio con la cabeza a las ultimas palabras de Valkoinen y por su parte, no se quedo atras: se abandono a aquel sentimiento de urgencia por liberar su fuerza y destrozar a lo que se cruzara en su paso, revelando asi cambios fisicos en su apariencia... Pequeños cuernos curvos de color zafiro oscuro se abrieron paso perforando la piel de sus sienes, provocando que la sangre que liberaron se escurriera a los costados de su rostro en finos hilos rojizos. Cerca de esa zona, sus orejas se volvian puntiagudas y manchadas de un tono mas oscuro de piel. Su expresion se volvio aun mas grotesca y salvaje, marcandoseles las venas debajo de la piel mientras el esfuerzo de la semi transformacion lo hacia temblar por completo. Hasta parecio crecer un poco mas de masa muscular y de altura, volviendose mas imponente de lo que era normalmente. Encorvandose un poco en su lugar mientras su respiracion se volvia aun mas agitada por la anticipacion, esbozo una leve sonrisa burlona a su contrincante. No se contendria en absoluto y no estaba en el estado mental correcto para contemplar las consecuencias de sus actos en ese momento.
Los musculos de sus piernas se soltaron de repente como resortes, avalanzandose sin aviso hacia ella mientras proferia un terrible rugido animal, el cual se mezclo con el clamor de los truenos provenientes del agujero de la ventana.
Garreth estaba finalmente fuera de si, intentando cortar toda superficie posible de la chica con sus garras, fallando varias veces debido a su impulsividad y desesperacion por despedazar. Los estruendos de sus golpes fallidos en el suelo y otros objetos del lugar que fueron destrozados a zarpazos eran atenuados por los relampagos, enmascarando de manera casi suficiente la batalla que se desarrollaba en la enfermeria, como si el destino mismo hubiese decidido que no hubiese interrupciones en ese momento, dejando al azar y a sus propias capacidades la suerte que cada uno corria en aquella brutal situacion...
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeJue Ago 15, 2013 10:44 am

Metamorfosis.

Era lo único en lo que podía pensar mientras los relámpagos dibujaban las líneas de los músculos tensados y cada vez más grandes, la visiblemente dolorosa aparición de los cuernos sobre la frente y los ríos de sangre recorrer la piel de Garreth como si estuvieran desesperados por desembocar en un océano que no estaba ahí.

Era fascinante. Los ojos de la mujer recorrían nerviosamente cada cambio en su cuerpo de la manera más exacta posible con la poca visión que tenía. Sonreía, era bastante atrayente para experimentar y sacar conjeturas, muchas de las cuales ya habían nacido en su cabeza y se alineaban con lo que veía ahora, ¿qué eran ellos exactamente? Semi-demonios según las sospechosas presencias dentro del Instituto, pero… ¿qué implicaba ser eso? ¿Pasar de ser “semi” a “full” luego de las clases a las que se presentaban? ¿Significaba que todos ellos debían de olvidarse del paraíso con su condición y su lugar sencillamente se trataba del averno? Qué triste. Era una suerte que ella no creyera en ninguna de esas mierdas. De todas formas, las palabras que alguna vez escuchó del chico fueron ciertas. Los cuernos iban mucho con el estilo de demonios, puro cliché. Se preguntaba si…

En ese momento y de casualidad, “despertó” de su nube de preguntas infinitas para observar como frente a ella se acercaba su compañero ligeramente deformado por su transformación y en estado de frenesí. No estaba muy lejos de ser él mismo según su propia opinión, que no difería mucho del tipo cavernícola solo que ahora exageradamente furioso por algún motivo en especial. Podía notar que estaba sumido en deseos de destrozar y el objetivo era ella. Pasó de tener suerte a ser una desgraciada, excelente. Se lo hubiera tomado con más seriedad si quizás las cosas no pasaran con tanta velocidad y superficialidad. Era como un dolor de cabeza pero… sin dolor, sencillamente era la falta de importancia general que tenía para todo, más teniendo en cuenta que los temblores seguían siendo un tema que hacía eco entre sus pensamientos.

Sin embargo, no era buena idea quedarse ahí parada. Inmediatamente pensó en una estrategia y miró a su alrededor rápidamente antes de comenzar a retroceder lo más rápido que podía, esquivando de a saltitos y agachándose de los zarpazos que pudieran llegar a herirla. Apretó los dientes cuando recibió un arañazo en un brazo que cortó parte de la manga de su camisa en una línea diagonal, pero solo apretó los dientes por el dolor. Aun así, sabía que detrás de ella tenía un pequeño inconveniente para su oponente; retrocedió a mayor velocidad para acercarse a los restos de la camilla destrozada para tomar un par de caños y lanzárselo al Reincarnate antes de tomar bruscamente otra dirección y avanzar hacia el costado de la enfermería, esperándolo mientras lo veía.


-¡Vamos, Pitufo! ¿O no puedes atraparme?-


Sonrió de lado. Estaba aplicando la misma forma de escape que en el baile cuando le había tirado ese tortazo en la cara. Esquivar y huir, utilizando los objetos pertenecientes a la habitación como obstáculo y así cansar o buscar la oportunidad perfecta para contraatacar. La gran desventaja era que la enfermería era pequeña, pero estaba repleta de objetos metálicos que servirían para golpearlo o desorientarlo mientras intentaba atraparla y herirla.


… Aunque él también podía llegar a utilizarlos contra ella.

Tenía que estar muy atenta para sacar conclusiones sobre la capacidad de razonamiento del Reincarnate en ese momento. Sumido en un estado de ira avasallante, era imposible que pensara con demasiada calma las cosas para vencerla o derrotarla. Se imaginaba que dentro de la cabeza ajena ella solo era un mosquito que no paraba de zumbar a su alrededor y era necesario aplastarlo, por eso mismo dudaba de que la viera como una amenaza mayor. Por ahora, aprovecharía todo lo que la enfermería tuviera dentro para ponerlo a él en desventaja y de alguna forma encontrar la manera de darle en algún punto con las habilidades propias que había conseguido.

Apretó los puños antes de hacer cerrar sus dedos de menor a mayor tamaño, que aún temblaban. Con la persecución de la que formaba parte, solo podía sacar conjeturas y pensar rápidamente en qué utilizar para seguir escapando y aprovechar el reducido espacio dentro de la enfermería: El escritorio del enfermero, el cual rodeó y tiró la silla para ponerla en medio del camino del Reincarnate; el mueble con estantes de vidrio, que también tiró al suelo mediante el chico estaba lo suficientemente cerca para tener que saltarlo o evitarlo… Eso y, se había percatado que el instinto animal de Garreth había subido, por lo que sus sentidos estaban afectados por su transformación y de esa forma, estaba más atento a los sonidos a su alrededor: los frascos y los metales impactando contra el suelo servirían como una posible distracción también, así que hacer el mayor ruido posible podía darle una ventaja más.

Por ahora, sus habilidades nuevas serían su última arma contra él, aguantando lo suficiente para no llamar la atención de nadie más y tampoco parar la pelea.

Si bien se encontraba en un peligro terrible, eso no significaba que no estaba exaltada y alegre por lo que sucedía, ¡al contrario! Había estado riendo mientras realizaba todo ese desastre dentro. Todavía no caía del todo a que el objetivo de su compañera era quizás, dentro de todo, matarla. No le importaba, solo disfrutaba por ahora lo peligroso que era el momento y cómo el peligro la atraía a seguir molestando al chico sin parar.
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeSáb Ago 17, 2013 11:19 pm

El mismo espacio reducido de la enfermeria significaba un impedimento para sus movimientos, junto con la cantidad de cosas que habia alli dentro... Y eso Valkoinen parecia haberlo captado al instante. Si hubiese tenido un mayor terreno en el cual moverse, podria haberle caido de un salto encima y la cosa se hubiese acabado en solo unos instantes. Pero ella se escurria entre los objetos como un roedor, haciendo que el se llevara por delante todo lo que le tiraba.
Los primeros caños que ella le lanzo pertenecientes a la camilla destrozada, no tuvieron mucho efecto. El Reincarnate simplemente levanto ambos brazos protegiendose la cara y haciendo que los pedazos de metal chocaran con sus antebrazos, desviandolos. Todo en un movimiento breve, sin perder el ritmo de la persecucion ni un segundo.
Cambio tambien bruscamente de direccion, siguiendo el mismo camino que ella trazaba, casi pisandole los talones. Su provocacion fue util solo para hacerlo enfurecer un poco mas, haciendo que soltara un grave y bajo gruñido continuo mientras seguia evitando los obstaculos que ella le ponia al paso.
La silla del escritorio de la enfermeria volo hacia el, obligandolo a echarse hacia un costado para esquivarla, cosa que lo distrajo al escuchar el ruido que hizo dicho objeto al chocarse con un mueble lleno de libros. Volvio a su trayectoria agilmente para luego ver como el estante de vidrio se acercaba cada vez mas al suelo.
El estruendo de cristales quebrandose fue ensordecedor, y pequeñas partes filosas volaron en todas direcciones por el impacto. El joven solo alcanzo a cubrirse de la misma manera anterior, llenandose los brazos y rodillas de pedazos de vidrio. Finos cortes rojos se le abrieron en piel y tela, comenzando a gotear sangre a cada movimiento que el hacia.
Pero poca atencion le presto el Reincarnate a esto, ya que los cortes superficiales comenzaron a sanar casi al instante, bastante mas rapido de lo que sanaria una herida normal por si misma. En unos minutos casi habian desaparecido...
Se guio por el aroma para volver a localizar a la chica nuevamente. La oscuridad no le imponia obstaculo, ya que su vista era aguda y el reflejo de las cosas de metal y vidrio ayudaban a armar una especie de red que cubria el suelo, delatando la sombra que proyectaba la chica al iluminarse el lugar por los relampagos.
La tormenta fuera del edificio parecia haberse convertido en algun tipo de viento huracanado y ya apenas caian gotas de lluvia. Los rayos seguian cayendo tal y como antes, sin cesar ni un momento, originando apagones al caer en antenas y redes electricas. El rugir de los truenos se sincronizaban con los rugidos del semi demonio, brindandole fuerza y aliento...
En ese estado, la mente de Garreth funcionaba como la de cualquier animal depredador al acecho de una presa, nervioso y frustrado porque esta le estaba dando mas trabajo de atrapar. Y como la mayoria de animales depredadores procedian, Garreth decidio acorralar a la chica llevandola hacia un rincon de la enfermeria para cortarle cualquier via de escape, dejandola en un callejon sin salida.
Le hizo creer que estaba ganando terreno y ventaja mientras volvian a la persecucion. Ella seguia usando los objetos del lugar para dejarselos de obstaculos, causandole un aparente disminucion de velocidad. Pero luego reaparecia por los costados, obligandola a cambiar de rumbo de manera repentina, guiandola asi hasta un area en donde la enfermeria se encogia de espacio generando un corto pasillo de apenas 5 metros de largo y del ancho de una puerta, el cual llevaba al deposito de la misma enfermeria, cuya entrada estaba presumiblemente cerrada bajo candado.
Por un momento creyo que su estrategia habia funcionado sin fallas, mas al ver que en un ultimo desvio la chica tomaba otro camino diferente al cual el Reincarnate la habia querido encaminar, paso a tomar medidas un poco mas bruscas.
Acortando camino de un salto, se subio al estante de un mueble de madera alto y viejo y desde alli volvio a larzarse en contra de la chica, cayendole desde arriba y de frente. Escucho con claridad como por unos momentos la respiracion de Ritva se cortaba debido al inesperado impacto, pero no se quedo a asegurarse de si eso la habia aturdido o no. Cazandola del cuello con una mano, la levanto en el aire y luego apunto hacia aquel pasillo, dejandola rodar por el suelo un par de metros al soltarla de un tiron. Ahora si la tenia en donde queria...
Acto seguido obstaculizo toda salida con su propio cuerpo, dejandola finalmente acorralada en tal estrecho lugar. De frente estaba el, detras de ella, ningun modo de escape facil.
El Reincarnate esbozo una sonrisa de burla sin dejar de mostrar los dientes, como si le satisfaciera el verla alli tirada a su merced. Estaba agazapado y acechante, casi jugueton, con sus ojos encendidos por la adrenalina, simplemente disfrutando del momento y observando como ella luchaba por erguirse.
-...no tan feliz ahora, eh Valkoinen? -le dijo en tono de sorna, su voz sonando gutural y profunda, casi inentendible porque se confundia con un gruñido modulado.
Sin previo aviso o indicio de que lo siguiente fuera a suceder, el muchacho se lanzo hacia ella, fauces abiertas, dispuesto a comenzar con el despedazamiento...
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeMar Ago 20, 2013 9:48 pm

No sabía muy bien cómo, pero ahora se encontraba entre la espada y la pared.

Se levantó lo más rápido que pudo a pesar del impacto de su cuerpo contra el frío suelo y los temblores que no le permitían apoyarse en sus manos con tanta facilidad. Sin embargo, al caer estrepitosamente había sentido un leve “crack” provenir de ella. Si se había roto un hueso, sinceramente, no se había percatado aún. Y tendría que aguantársela, ahora no tenía tiempo para sentir dolor alguno.
Mientras se ponía de pie y el tiempo parecía ir más lento al ver cómo el Reincarnate se dirigía a ella, hizo memoria de los hechos ocurridos antes de caer al suelo… Debía de tener un mapa de su trayectoria y cómo podría llegar a escapar de esa situación.

Y errática no solo era de personalidad.

La mujer había aprendido a cuándo debía de esquivar y cuándo debía de embestir. El Hockey sobre hielo se trataba de eso, básicamente: La estrategia dentro de la pista de hielo se reducía a no perder el disco bajo ninguna circunstancia, y las cosas podían ponerse muy violentas si un oponente se acercaba con esas intenciones. A base de empujones y movimientos bruscos y violentos, uno podía luchar para evitar que el enemigo ganara terreno. Otra estrategia consistía en atravesar el campo con velocidad para no ser alcanzado, moviéndose rápidamente entre los palos de hockey y los jugadores, llegando así al arco ajeno.

Y asi iba mentalizada Ritva mientras se desplazaba por la enfermería.

En esos momentos saltaba objetos como camillas y obstáculos que ella misma había creado con precisión. Sentía como si corriera con algo que Garreth quería, aún aunque se tratara de su propia vida, sabía que tenía que darle los suficientes problemas para no poder obtenerlo, por eso mismo su ruta de escape no era estable.

Pero, a pesar de sus intentos, sus dedos se cerraron alrededor de su cuello de un instante al siguiente y ahora se encontraba atorada en un sitio sin salida y con un hombre enfurecido y demasiado fuerte.

¿Y ahora, qué? No había más opciones. Inclinó nuevamente la cabeza ligeramente hacia abajo para que su mirada ennegrecida y sus ojos azules vieran a Garreth transmitiéndole peligro, tratando de lucir amenazante, mientras tanto sus labios sonreían con locura. Sus manos se juntaron y las frotó como si tuviera algo en mente.

Esperó y esperó, sintiendo como el sonido de los pies de su oponente chocaban contra el suelo al acercársele. Pero solo faltaba un poco más…


Fue cuestión de segundos.


Las palmas de sus manos se separaron una de la otra hasta alcanzar el ancho del pasillo, lo suficiente para superar la silueta de su cuerpo. Hubiera significado su muerte de no ser que, acompañando la longitud de la separación entre sus dígitos, no hubiera aparecido una negra capa de energía, idéntica a la esfera que había lanzado momentos antes, solo que esta vez de aspecto más sólido, aún a pesar de la energía que parecía hacerla ver más inestable.

Las partículas vibraban entre ellas, luchando para separarse mientras Ritva trataba de mantenerlas en su lugar. El escudo hecho de aquella sustancia viscosa y volátil, que tenía como estado de agregación permanecer como un gas, provocaba que para la mujer significara un esfuerzo muy importante imponerle una forma, dejando que toda la energía recorriera sin control por los átomos que se ionizaban constantemente entre las manos humanas. Sin embargo, y a pesar de la complicada situación, el hecho de tener aquella arma a su favor le permitió ponerle un freno a su compañero y en el momento en que estaba preparado para caerle encima y arrancarle la cabeza fue muy precisa para llamarlo y así evitarlo. La clase con Joos había sido un desastre en esta destreza, el control de la sustancia negra, pero cuando el símbolo fue dibujado en su muñeca por el profesor, el flujo de energía en su cuerpo se había controlado un poco, impidiendo que saliera descontrolado e inestable (peor de lo que salía ahora). El sacrificio ante eso fue el posterior temblor de sus manos y su ahora desesperación por hacer explotar todo.

El tocar el campo de fuerza imponía sentir una descarga que quemaba, como si se tocara un gas muy caliente que sale a presión, aunque solo se trataba de la irradiación de energía. Si lograba hacer que el chico se desestabilizara y se aturdiera por la embestida, lo haría retroceder y ella avanzar, haciendo desvanecer el escudo por unos instantes para no agotarse y volverlo a armar una vez diera pasos en su dirección.

Y su risa estruendosa volvió a sonar alrededor.

-Un idiota como tú no va a impedir que esté feliz o no –  Su voz sonaba ligeramente más profunda y ronca por la ira que sentía, aunque intentaba disimularla con su expresión de locura, mientras se prepara a crear una vez más el escudo si así debía de evitar un golpe de Garreth – Recuerda, no eres nadie.-
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Garreth Zhang

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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeMiér Ago 21, 2013 1:54 am

Estaba seguro de que sus garras se clavarian en carne, que en un momento palparia la tibieza del interior de un humano con sus propias manos. Una panico frio le invadio el estomago, compitiendo con el calor abrasivo de la ira anormal que lo dominaba, expandiendose por cada una de sus venas y arterias. No podia desviarse, no tenia control de su propio cuerpo en aquel momento, solo podia observar como todo ocurria tras un velo de ensueño, como si estuviese presenciando una pesadilla entrecortada y difusa.
Otra puntada de alerta impulsada por el instinto, hizo que desviara el cuerpo hacia un costado en el preciso momento en el que percibia un cambio en la situacion. En vez de golpear con las garras, termino embistiendo con el hombro y costado del torax aquella barrera gaseosa que habia aparecido de repente entre el y la joven. El golpe fue duro y retumbo en las paredes del pasillo, mientras Garreth caia hacia atras de manera brusca y torpe.
Se agazapo un momento intentando descifrar que habia pasado en aquellos segundos, observando la masa irregular que escudaba a Ritva. Por la posicion de su cuerpo, ella habia sido la causante de aquello, provocandole renovados deseos de llegar a ella a traves de esa cosa.
Ignorando como su camiseta habia quedado chamuscada debido la contacto con la barrera, el Reincarnate se lanzo nuevamente contra ella sin darle tiempo a siquiera bajar las manos. Soltaba zarpazos y arañazos al escudo freneticamente intentando romperlo, obligandola a mantenerlo por mas tiempo de lo que ella habia planeado. Si no lo hacia, las garras facilmente la alcanzarian terminando con todo.
Estaba tan concentrado en demostrarle que una simple barrera inestable no era suficiente para salvarla, cuando sintio repentinamente agudas punzadas de dolor provenientes de sus manos, cosa que lo obligo, muy a regañadientes, a retroceder unos cuantos pasos de ella.
Al bajar la vista con furia hacia sus manos ahora temblorosas, buscando la fuente del dolor, entendio que habia sido una buena decision no seguir golpeando la barrera. El dorso de estas estaba en pesimas condiciones, piel levantada y descamada hasta el musculo combinada con quemaduras severas recorrian su superficie hasta la mitad del antebrazo, con las heridas de mas gravedad cerca de la zona de la mano. Sus dedos no estaban mejor: en algunos era hasta visible el hueso de los nudillos a traves de la piel quemada y raspada. Algunas de sus uñas presentaban cierto desgaste al igual que si las hubiese raspado en arenisca por un tiempo; otras se doblaban de manera inusual, separadas de la piel y hueso al haberse roto por la fuerza de los golpes que no habian podido soportar.
Ese cuerpo aun era debil...
Desde su posicion, levanto la vista fijandola ahora en la joven para mantenerla vigilada. Debia esperar al menos un momento a que su regeneracion acelerada hiciera un minimo efecto antes de atacar o sino perderia las manos. Asi tambien tendria la posibilidad de pensar en una manera de romper el escudo gaseoso de Ritva. Su risa no le dejaba concentrar, haciendo un lio con sus propios pensamientos.
¿Debil?... ¿Por que carajos habia pensado aquello?... Mas importante aun, no se sentia como si el mismo lo hubiese pensado... ¿Alguien pensaba por e- NO. Se rehusaba a aceptar la teoria que le habian planteado hace ya bastante. Era absurda, no dejaria que le llenaran la cabeza con semejantes hipotesis, el sabia quien era, sabia cual era la linea de separacion... lo sabia...
Es mi cuerpo, hijo de puta...
Se pudo ver perfectamente como el Reincarnate parecia tener una leve perdida de conocimiento, tambaleandose un momento en el lugar, pero asi como duro segundos, al instante plantaba firmemente sus manos en el suelo, agazapandose cual bestia a punto de embestir otra vez, como si el episodio anterior no hubiese ocurrido en ningun momento.
Sus ojos brillaban furiosos e incandescentes desde la penumbra que su posicion corporal generaba sobre su rostro, fijos en ella y en lo que haria.
-...nadie?... -hablo de nuevo con la misma voz profunda y gutural llenando el ambiente de una pesadez extraña -tu tambien no eres nadie... ambos en la misma condicion, no somos muy diferentes... eres igual a mi, nadie en realidad... solo una pura sensacion invadiendo carne ajena que terminara desvaneciendose con el tiempo en la nada misma... no somos nada y nadie nos extrañara... -el semi-demonio giro la cabeza hacia un costado como un animal curioso. Parecia no ser el chico mismo en ese preciso momento, hablandole a alguien mas ademas de Ritva, aunque mirara sin parpadear a esta.
La inquietud volvio a invadir el cuerpo del joven, haciendo que se tensase nuevamente, removiendose incomodo en el lugar. Su mano derecha, ahora un poco mejor de aspecto que antes, se ponia en una posicion rigida con las venas marcandoseles a lo largo de todo el brazo y los dedos estirados por completo, haciendo que las uñas apuntaran hacia adelante. La piel se veia mas brillante, al igual que un metal pulido y despedia cierto brillo fantasmal.
Garreth volvio a lanzarse abruptamente contra ella con dicha mano al frente a modo de lanza, a la misma vez que la otra volvia a posicionarse para protegerse con un nuevo escudo gaseoso. Segundos antes de que las garras del joven entrara en contacto con el escudo, su instinto volvio a darle una puntada de alerta haciendolo sentir como si se hubiera lanzado en medio de un grave peligro y ya no habia manera de evitar la colision...
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeLun Oct 14, 2013 4:15 pm

...

La onda expansiva del estallido fue suficiente para enviar al suelo de nuevo a la mujer, repitiendo ese sonido de quiebre, esos "cracks" constantes mientras su cuerpo impactaba primero contra la loza y luego la dicha puerta al final del estrecho pasillo.

Había bajado la guardia un segundo, y fue suficiente para desarmar su estrategia. Por eso odiaba a esos obstáculos innecesarios en la psiquis humana llamados sentimientos.

Tuvo miedo. Miedo a que las poderosas garras del Reincarnate atravesaran su escudo (¡dónde había quedado aquella confianza en sí misma y el desinterés por su bienestar!) y penetraran en su carne. Dudó de sus capacidades, se dejó vencer por el agotamiento y ahora lo pagaba caro con las raíces del dolor en las zonas de su cuerpo que habían recibido el impacto y extendían descargas eléctricas que llegaban a su sistema neuronal. Dolía, ardía de una manera inexplicable, sentía que sus miembros se paralizaban. Sus brazos ya no lo soportaban más. No lo soportaba más...

Las embestidas previas del escocés habían jugado un papel importante. El escudo precario e inestable no tenía forma de aplacar ataques físicos si el usuario no se encontraba estable.Y Ritva no lo estaba. Condicionada por el ambiente, el cansancio, la adrenalina que le generaba el querer separar molécula por molécula, célula por célula cada miembro del cuerpo del Reincarnate, hacerlo estallar con estas nuevas habilidades, hacerle sentir su presencia, que tema a sus palabras, eso deseaba. Embadurnarse en su sangre, que temiera, que huyera, que supiera que ella no necesitaba verse como un monstruo para serlo.

Quizás antes suponía que él deseaba matarla, pero ahora era ella la que no podía pensar en otra cosa más que eliminarlo de la faz de la Tierra, y hacerlo lenta y dolorosamente.


Pero todos esos pensamientos fueron devorados ante la implacable oscuridad que ahora se había tragado todo. El escudo, incapaz de mantenerse por su cuenta sin la voluntad de la mujer, inmediatamente estalló provocando una cortina de humo que se extendió por toda la enfermería. Los átomos que lo componían se separaron violentamente a causa de la fuerzas de repulsión que coexistían entre las diminutas porciones de aquella sustancia gaseosa y particular, expulsando fuera de lugar tanto al Reincarnate como a la Fortuna.


Crack.
Crack.
Crack.


La puerta de madera tembló al recibir al cuerpo de la mujer estrellándose contra ésta. Una embestida ya era suficiente, dos eran demasiado. Sus extremidades no respondieron al instante, es más, y ahora sentía toda su estructura ósea rogar por no tener que sostener todos sus músculos y órganos. "Por favor, no te levantes", escuchó casi de su propio cuerpo. Pero no podía quedarse ahí, ¿dónde estaba Garreth? Si Garreth estaba ahí, si Garreth la olía... ¿Estaba sangrando? Garreth podía encontrarla, ¿Aquel líquido rojo que emanaba de su boca era sangre? No. No. No. No podía dejarlo ganar. No era útil morir ahora. No. No. No

Se quedó en aquel lugar por un par de segundos mientras el polvo se levantó de la estructura de madera y caía sobre ella, tiñendo de manchas blancas sus mechones oscuros y ensuciando su ropa.


-Ugh... - El rugir de la tormenta, la parte del suelo justo debajo de la explosión y los propios objetos que recibieron el impacto se habían callado. Lo único que oía la mujer era su propia respiración y sus quejas, además de un puto pitido en sus oídos que no paraba y la estaba aturdiendo. Sus ojos se cerraron con fuerza ante el dolor que ya se extendía por su cabeza. Sus manos, luego de servir de apoyo para irse levantando, fueron directamente a los costados de su cabeza a la par que el sonido se volvía ensordecedor- ¡PARA YA!- gritó, olvidándose por completo de que el Reincarnate iba en su caza, perforando todavía más sus tímpanos ante aquella subida de octavas tan elevada. Tanto fue el dolor que ella misma tembló, y luego levantó la mirada para tratar de vislumbrar algo entre aquel humo que la hacía toser ahora que lo inhalaba por completo.

Debía de apresurarse. Intentó ponerse de pie lo más rápido posible, ignorando el dolor, y ahí fue que lo sintió. Todos esos ruidos que se oían lejanos y sordos, como los truenos de la tormenta, comenzaban a hacerse presentes en su campo sensible. Se oían como ecos profundos, cada vez más cercanos, pero trató de pasarlos por alto mientras movía las manos para apartar casi inútilmente la niebla negra violácea de su vista, avanzando por el reducido pasillo, sintiendo sus piernas pesadas y apenas separando las plantas de sus pies del suelo.


Crack. Crack. Crack.


Seguía oyendo ese insistente sonido aún cuando salía de aquella parte del interior de la enfermería que le había causado una situación bastante estresante. Se rió sarcásticamente y en una voz muy baja, aún cuando el dolor volvía a hacerse presente. Gruñó, y se valió de sus manos para sostenerse de la pared al sentir un trueno rugir, como si lo tuviera al lado de su oreja y reproducido en un parlante gigante, amplificado varias veces su potencia. La cabeza le daba vueltas, le parecía que su columna rechinaba ante cada movimiento que hacía y sus músculos se esforzaban el triple por mantenerla en pie. ¿El piso se estaba inclinando? Porque literalmente sentía que se caía hacia un lado y se tambaleaba cual borracho. Toda esa sensación se parecía mucho a un estado de éxtasis ante el consumo de alguna sustancia, pero juraba, juraba por todo aquello en lo que creía (muy pocas cosas) que no había probado nada en éstos últimos días.

Entonces... ¿era aquella sustancia? ¿Esta era la sustancia que la estaba haciendo temblar? Una sonrisa que le costó otro dolor en sus pómulos se dibujó en su rostro. No estaba en el error, tenía razón. Esa sustancia que estaba produciendo su cuerpo iba en contra de su propio sistema inmunológico y éste era incapaz de hacer nada para detenerlo. Lo reconocía como algo producido por sus propias células, sino, ¿de dónde más podría salir?

Su risa estalló cual bomba dentro de la habitación, se extendió como un eco. Chocó contra las paredes, perforó sus oídos, la hizo estremecerse de pies a cabeza. Y no se imaginaba qué le producía al Reincarnate estas nuevas cualidades de sus sentidos amplificadas en su máximo esplendor teniendo en cuenta que él ya los tenía amplificados al nivel de un puto animal.

Pero, ante todo ese espectáculo que montaba, se había olvidado del estado de su cuerpo. Le dolía, sí, intensamente, ¿pero qué tan mal podía estar? ¿Podría quizás huir de un Pitufo iracundo?

Y al bajar la mirada, lo que se encontraron sus ojos entre la niebla los hizo abrirlos como platos.

Distinguiéndose perfectamente entre la oscilación del gas en el ambiente, el blanco perfecto, púlido e incorrupto había teñido la piel de sus brazos por completo. Se veía perfecta, nívea, tan pura que la poca luz que se filtraba entre las partículas de la sustancia la hacían destacar cual prenda blanca en un boliche. Tragó saliva para ahogar un grito de desesperación, contemplando con horror lo que le había pasado a su anatomía. ¿Cómo? ¿Eran efectos secundarios de éste tóxico? Sus ojos se dirigieron al corte previo que había recibido del Reincarnate cuando huía de él, y de aquella línea en diagonal debajo de su hombro y al inicio de su antebrazo, quedaba como una pequeña abertura en una superficie dura, como la porcelana. Frunció el ceño ante estos efectos secundarios nuevos.


-Esto no me lo esperaba... - murmuró, aunque ante su propia sorpresa sonó como si hablara en un tono de voz normal. Apretó los dientes y sintió de nuevo ese crack. Ahora sabía de dónde provenía y no le hacía ninguna gracia. Más seria, miró a su alrededor con atención para distinguir el camino de salida. Qué ironía, debía salir de la enfermería para no experimentar un terrible final. Pero el dolor concentrado en sus piernas la hacía lenta y torpe. Rogó que Garreth haya quedado inconsciente o algo así.
_________________________________________

adsd queda a disposición de Okami si me lo quiere contestar por aquí o por skype `v´/ tienes derecho a matarme (?)
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeJue Oct 31, 2013 7:28 pm

[al final decidimos seguir esto por aca para luego, al momento de la apertura del tema al resto de la gente, se pase al skype para un rol un poco mas dinamico y rapido.... *deja el mensaje pero no esta segura de que nadie mas lea esto ya* :'D]

Al recibir de lleno la explosion, experimento una especie de cortocircuito en sus sentidos. O algo parecido... Por un momento no escucho ni vio nada mas, solo percibia una sensacion parecida a la estatica que capta un canal de television cuando el cable se daña. Eso, y dolor... una quemazon terrible en todo el rostro, antebrazos, abdomen y muslos.
Ciego y sordo como habia quedado momentaneamente, sintio su cuerpo rodar estrepitosamente contra el suelo varios metros una vez que hizo contacto con este, para luego terminar golpeando y derribando un estante menor, cuyas cosas cayeron sobre el como una lluvia punzante.
Alli quedo por un largo rato estando en un estado medio entre inconciente y despierto, despatarrado boca abajo y cubierto de fragmentos de vidrio, frascos rotos y otros instrumentos de la enfermeria. Poco a poco los sentidos volvieron a reactivarsele, comenzando a captar las sensaciones de todo lo que tocaba, pinchaba y cortaba su cuerpo en ese momento. Aun sentia aquella quemazon horrible en su frente y extremidades, y su brazo derecho estaba como dormido, acalambrado, enviandole continuamente la tipica sensacion de descargas electricas a los nervios, como cuando uno se golpea el codo fuertemente. Tampoco podia moverlo, cosa que comprobo cuando se removio lenta y casi perezosamente intentando levantarse.
Aun sentia los oidos como si se los huiesen taponado con cera de vela, pero comenzaba a escuchar nuevamente el alboroto de la lluvia entrando por la ventana destruida. Se quedo agazapado e inmovil por unos minutos concentrandose en canalizar la poca energia que le quedaba en ayudar a su habilidad de regeneracion para qua esta trabajara mas de prisa. Jadeaba, levantando nubes de polvo del suelo con su aliento... sus fosas nasales captaban un olor extraño en el ambiente que no lograba reconocer, el cual penetraba profundo en sus pulmones a cada jadeo nuevo. Tocio un par de veces comenzando a marearse...
Levanto la cabeza repentinamente al captar una voz, un grito corto que atravezo la momentanea tranquilidad en la que se habia sumido la enfermeria despues de la explosion. El gesto provoco que su mareo aumentara abruptamente, obligandolo a volver a recostar su cabeza contra el suelo buscando un soporte estable y solido para estabilizarse. Pero sinceramente se sentia estando desplomado en el suelo de un samba en movimiento.
En esta posicion, de alguna manera extraña podia escuchar un sonido de arrastre contra el suelo claramente, el cual provenia de varios metros en frente de el. Fruncio el entrecejo adolorido, confundido... sabia que el alcance de sus sentidos era amplio pero nunca habia estado asi de vasto.
El siguiente sonido le perforo los oidos como petardos que hubiesen explotado junto a sus orejas, repetidamente. La risa de Valkoinen lo torturo nuevamente pero a una nueva escala, provocando que se retorciera pesadamente y gimiera como animal desesperado. Nunca habia experimentado semejante dolor en sus oidos y penso que estos iban a reventar dejandolo sordo para siempre.
Para su alivio, la risa se apago dejando todo nuevamente en silencio. Aunque las orejas le zumbaban, podia escuchar como las gotas de lluvia golpeaban contra el suelo a unos metros de el, como los fragmentos mas pequeños de material caian al suelo al minimo movimiento de su cuerpo, el resoplido de una respiracion ajena, y lo mas horrible de todo, como palpitaba su corazon en su interior, igual que si lo estuviese escuchando con un estetoscopio.
Jadeo ruidosamente por la sorpresa... sintio con una precision anormal a sus musculos agarrotados tensandose bajo su piel y todo el temblor violento que lo recorria. Sus rodillas le chirriaban como visagras oxidadas al moverlas, el aire que entraba a sus pulmones parecia un vendabal, el dolor amplificado al maximo de cada vidrio clavado en su carne, de cada herida abierta que rozaba contra el suelo lleno de polvo y astillas, cada hilillo de sangre que resvalaba por su piel desde estas... todo era una sobrecarga masiva de sensaciones que amenazaban con llevar al limite sus nervios y hacerlo caer inconciente alli mismo. Pero no sucedio...
En cambio, se obligo a levantarse, por mas dolor que aquello le provocara. El dolor era una buena señal, señalaba que tan conciente estaba. Y parecia estar bien despierto...
En ese momento ya no se sentia como participando en un sueño ajeno y sus pensamientos volvian a ser individuales, suyos. Habia recobrado el autocontrol una vez pasado el calor y la adrenalina de su enojo. Estaba tranquilo pero alerta... Sentia la presencia de la otra joven aun alli dentro, sabiendo aproximadamente su ubicacion gracias a su oido violentamente agudo.
Era desesperante tener los sentidos afinados a ese grado. La sobrecarga de estimulos captados era abrumadora y lo dejaba desorientado. Por mas informacion clara que tuviese de su alrededor, no podia usarla para su beneficio porque sus movimientos eran torpes e imprecisos, el reaccionar correctamente se le dificultaria si la pelea se reanudaba.
Camino un par de pasos lentamente y esbozando una mueca de dolor cuando sus pies cansados caian con pesadez en cada paso, mientras se sostenia el inerte brazo derecho. No dejaba de estar ormigueando acalambrado...
Por mas clara que fuese su vision en ese momento, por mas que el ambiente oscuro pareciera un escenario de dia para sus ojos, todo estaba nublado y cubierto de una neblina espesa. La silueta de Valkoinen se recorto unos momentos entre esta, su rostro y brazos iluminados de un blanco nival haciendola parecer un faro entre todo el humo.
La sola vision de ella fue suficiente para recordar aquel enojo anterior, avivandose desde su estomago. Desde algun lugar en su caja toracica nacio un profundo gruñido que hizo temblar hasta sus propios timpanos. Fue una advertencia, por si ella intentaba algo. Podia estar desorientado y adolorido pero su terquedad era mas fuerte y estaba dispuesto a responder un ataque igual de agresivo que antes. Sus ojos claros, aun teniendo las pupilas verticales, recorrieron lo que podia diferenciar de ella entre la espesura del humo mientras mantenia una distancia prudente. Pero el gruñido constante anterior se fue apagando lentamente hasta perderse en su garganta, en reaccion a lo que veia.
El rostro de Valkoinen se veia extraño, como el de un maniqui viejo y resquebrajado, y el resto de su piel descubierta presentaba el mismo aspecto. Supo inmediatamente lo que aquello significaba y un nuevo rugido nacio desde su garganta, repentino, fuerte y cortante, provocandole un temblor involuntario al olvidarse lo exageradamente claro que captaba los sonidos y demas estimulos.
Actuaba como si estuviese parado frente a alguien desonocido, alerta y a la defensiva. Entendia que ella estaba semitransformada, ya que no habia visto a Valkoinen con ese aspecto antes y no sabia como podria llegar a reaccionar al respecto... Tampoco podia notar si estaba conciente o si la energia demoniaca habia tomado posecion de su cuerpo como habia ocurrido con el mismo anteriormente. De cualquier manera no estaba de humor para mas sorpresas... Se quedaria guardando distancia y evaluando la sitacion para decidir en el proximo movimiento que ella haria.
Sin embargo no se quedo quieto, aun si su cuerpo le pedia a gritos que se detuviese un momento para no seguir sobreexigiendose, pero si no se movia seria un blanco facil, aturdido como estaba. Acecho entre el humo mientras la rodeaba lentamente, siempre manteniendo la misma cantidad de metros entre el mismo y ella... lentamente y casi arrastrando los pies para caminar... estudiandola tambaleante y lo mas atento que podia estar en ese estado...
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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeJue Oct 31, 2013 9:43 pm

Quiso seguir caminando, pero el arrastrar los pies se volvía cada vez más una tarea demasiado complicada, demasiado agotadora. La distancia que recorría el pie desde el punto de partida se fue acortando, y cada vez que lo intentaba su pierna luchaba para no dibujar un ángulo más grande. La mano que se apoyaba sobre la pared tembló unos momentos, pidiendo no seguir, con una sensación muy parecida a la que sentía de sus caderas hacia abajo, extendiéndose desde las puntas de los dedos hacia arriba. Todo se paralizaba, todo se resignaba a hacer algo más. Su cuerpo obraba en su contra.

En todo ese tiempo Ritva no se había olvidado de Garreth, pero, ¿qué era lo que estaba haciendo exactamente? Vio la puerta a unos metros de su persona, inalcanzable con el esfuerzo que significaba desplazarse, y en su pecho sintió una terrible agonía. Buscó aire a bocanadas, pero entre que el humo consumía todo el oxígeno, cada vez se volvía más dificultoso obtener lo poco que aún tenía el ambiente. ¿Cómo?

Lo único que sabía que aquel color blanquecino en su cuerpo y la posterior parálisis no era nada bueno, no era nada parte de su mente. Lo estaba viendo, lo estaba viviendo y necesitaba buscar una solución cuanto antes. En la enfermería no estaba, de hecho solo le había traído problemas, estos problemas que tenía ahora y que no eran comparables con los temblores anteriores, que no eran nada al lado de ésto. Intentó cerrar los ojos y concentrarse. Regularizar su respiración. Deseaba limpiar el sudor de su rostro pero su brazo libre ahora colgaba, inerte.

Si ésta sustancia salía de su organismo cada vez que invocaba éstos “poderes demoníacos” que poseía, por ende, podía controlarla. Así como pobremente controlaba el escudo que le había enseñado el profesor. Debía de ser capaz de disipar el humo, ¿no? Comenzó a ordenar una jerarquía de preguntas a sí misma, pero la primordial: Si la invocación del escudo y las bombas explosivas eran cuestión de su parte consciente, ¿por qué ahora era incapaz de detener su avance en el ambiente a pesar de que tanto lo deseara? ¿Qué tipo de protocolo debía de seguir entonces? ¿El deseo de control sobre el poder es insuficiente? No era una persona con facilidad para meditar, y lo veía muy cliché de todos modos para intentarlo, para intentar buscar la “paz” interior. Conocimiento, conocimiento era la clave. Debía de entender su naturaleza, su estructura y estado de agregación como sustancia (evidentemente, el gas) por ende, de esa forma podía realizar cálculos químicos para quizás trasladarlo a un plano donde pudiera jugar a su modo. Nada de demonios, nada de energía demoníaca. Utilizaría sus propias herramientas para conseguir lo que necesitaba de él y utilizarlo a su provecho, utilizarlo para volver en sí, para salir de la pantomima del jardín de niños donde todos jugamos a sacarnos la mejor nota y así salvar al mundo.
 
Entre toda esta palabrería interna, había algo que había pasado por alto hace unos momentos, aunque en general cuando se concentraba demasiado en lo que rondaba por su cabeza solía suceder eso, retirarse del plano de la “realidad conjunta”, pero al volver uno siempre vuelve a adaptarse, vuelve a nadar como pez en el agua.


… ¿Entonces por qué no escuchaba nada?


Hizo un esfuerzo para recordar el momento en que había perdido esa intensificación de sus sentidos. Hace unos momentos, todo se oía y sentía cual amplificador en su máxima expresión, ahora todo se había apagado, salvo por su visión. Notándolo a su vez, también, ya que no hacía un esfuerzo por mantener un ritmo respiratorio éste se había reducido, y al intentar expandir sus fosas nasales y captar más aire, sus pulmones se lo negaron.


Crack. Crack. Crack.


De nuevo ese sonido, pero ahora no se estaba moviendo…


Crack. Crack. Crack


De repente, todo comenzó a verse borroso. El único sentido que se encontraba activo y en funcionamiento correcto comenzaba a distorsionarse. Los contornos, apenas si notables con la presencia del tóxico en el aire, se difuminaban aún más, y las esquinas de su campo visual se reducían, dejando bordes negros que se lo devoraban todo.


Ahora lo comprendía.


Ese “crack” no eran sus articulaciones sufriendo ni chirreando, ni sus huesos romperse, ni siquiera se trataba de las grietas por las heridas que tenía en la piel.

Se trataba de que todo, todo en su cuerpo, todo se volvía blanco, níveo, puro y cambiaba su composición molecular, su cuerpo cambiaba las mínimas porciones de tejido vivo por partículas de un compuesto muerto.

En otras palabras, la condición de porcelana se volvía literal, había empezado en sus apéndices, la zona del pecho…

Y ahora iba por su rostro.


Spoiler:

Llegó a esa resolución muy tarde. Todo se apagó. Ya no entraba más aire. Ya no podía mover ninguna facción de su cara. ¡Con un demonio, ya no tenía piel! Su cuerpo ya no era una esponja llena de poros, ya no podía ni siquiera moverse, el órgano más extenso de todo su cuerpo había sido reemplazado por una capa de porcelana blanca, que había taponado sus ojos, su nariz y sellado por completo sus labios, ahogando un grito de desesperación en su interior. Sin embargo, aún sentía. Aún podía notar sus entrañas chocar confundidas contra ésta nueva estructura que se asemejaba a un exoesqueleto. Sus pulmones se retorcían en busca de aire y su corazón latía acelerado, oprimido al no poder vibrar contra el pecho izquierdo de la mujer.
Todo había sido limitado a una estructura que indefectiblemente no era humana. Era una prisión. El veneno hizo de su cuerpo su propia cárcel.

Ritva combatía contra la incapacidad de respirar. Sus fosas nasales habían sido selladas con la capa de porcelana y sus ojos reducidos a una película blanca que les impedía ver. A partir de ese momento todos sus pensamientos racionales se fueron por la borda y luchó por vivir. Necesitaba vivir. Morir era inútil. Y peor, morir por causa propia era la estupidez más grande que se le pudiera ocurrir.
Le importó un bledo cuando desplazó violentamente sus brazos hacia su garganta y comenzó a retorcerse. En vano, ya que la dura capa de porcelana solo se quebraba en su cintura cada vez que se inclinaba hacia adelante y volvía a erguirse, incluso así aparecían grietas apenas si grises sobre su nueva piel, imposible de verse ya que la camisa tapaba su tórax. Solo eran visibles las grietas más oscuras que recorrían los dedos de sus manos.

Desde afuera, podía apreciarse un rostro muy similar a una estatua, carente de vida. No tenía iris, sus cejas, sus pestañas y su lunar habían quedado como dibujados con pintura sobre la porcelana, que reflejaba la luz de los relámpagos y a la vez marcaba los contornos del gas mientras se esparcía y movía libremente por la habitación. Sin embargo, las facciones de su cara se veían muchísimo más finas, muchísimo más femeninas. Había borrado sus imperfecciones habituales y ahora solo dejaba una superficie casi plana y llana. Era una muñeca incompleta, inclusive sus movimientos, que para ella solo eran emitidos por la agonía, el sufrimiento y la desesperación, de afuera parecían solo acciones emitidas por una marioneta en un teatro, movida para que estén llenos de delicadeza y gracia. Movimientos sin vida, cuadrados, duros.

Por dentro, su mandíbula quería abrirse y proferir gritos de auxilio. Si pudiera ver, buscaría algún objeto para destrozar su cara y poder respirar, pero era inútil. Chocó contra la pared, pero apenas si pudo quebrar parte de su hombro y le sirvió para intentar mantenerse en pie. Sus miembros eran torpes, obedecían de una manera extraña lo que su cerebro les ordenaba, ya que sus articulaciones ya no existían y fueron reemplazadas por piezas de muñecos.

No solo esta limitación en sus apéndices la volvió indefensa, sino que también el mareo ante la falta de oxígeno en su cerebro comenzaba a hacerle efecto. Se estaba ahogando sin estar en el agua. Se estaba muriendo.

Por otra parte, lo que ella no sabía era que el comportamiento del tóxico reaccionaba errático ante la situación de la fortuna. Se expandía, se contraía, los átomos resplandecían en blanco como amenazando a estallar, experimentado esos altibajos y el caos dentro de la mente ajena como una alerta de enemigos. Actuaría bajo supervivencia, defensa propia, pero no se ponía un objetivo. De la nada, el movimiento blanquecino se concentró en una esquina y un estallido hizo estallar el escritorio que estaba en el suelo, impulsando una parte de la tabla superior hacia la otra punta de la pared y las patas esparcidas por todo el suelo. Otro, y uno de los espejos colgados cayó al suelo destruyéndose por completo. Este mismo conflicto dentro de la sustancia daba unos altibajos a los efectos que producía el veneno, incrementando y bajando la capacidad sensitiva que producía a los infectados, como si una persona estuviera jugando con el volumen de un aparato de música y decidiera que bajaría casi por completo el sonido para solo escuchar todo a lo lejos y de repente lo subiera para que las explosiones parecieran verdaderas batallas campales amenazando con destruirlo todo.

Ritva, mientras tanto, luchaba por no caerse al suelo deslizándose de la pared. Luchaba por sobrevivir.
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Garreth Zhang

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MensajeTema: Re: Tormenta en la enfermeria   Tormenta en la enfermeria Icon_minitimeJue Nov 14, 2013 1:43 am

Seguia dandole vueltas, rodeandola cauteloso, mientras veia el estado de la chica modificarse y mutar. Con clara expresion de confusion en el rostro, observaba los movimientos erraticos y convulsivos que ella ejecutaba. Valkoinen se habia detenido, como si sus pies se hubiesen adherido al suelo.
El tambien escuchaba claramente aquellos sonidos de quebraduras, cada vez mas constantes a medida de que ella perdia la movilidad. Le provocaba la sensacion de que su semitransformacion, al ser de un tipo mas complejo y completamente distinto a la suya propia, se habia complicado o habia salido mal. Algo habia salido mal...
Seguia desorientado y debilitado, pero aun captaba sensaciones y vibraciones que le daban una vaga informacion acerca del estado animico de la mujer. Ya no captaba una actitud arrogante, tampoco exitacion o diversion. El ambiente ahora presentaba desesperacion, haciendo que se le colara entre sus propias emociones la sensacion de anciedad extrema, cosa que lo puso realmente nervioso por primera vez en el transcurso de todo el desastre.
La vio llevarse las temblorosas y poco precisas manos al rostro, el cual ahora se veia liso, pulido y brillante, como una mascara hecha en porcelana de la calidad mas fina. Era el rostro de Valkoinen pero parecia como si alguien hubiese tomado sus rasgos mas distintivos y los hubiese copiado de una manera no tan exacta en una estatua de marmol, dandole ahora una cara perfecta y delicada. Le recorrio un escalofrio al clavar la vista en los ojos blancos y ausentes de aquella cara. No tenia expresion lo cual hacia que eso, combinado con los movimientos entrecortados, roboticos y desesperados, formaran una visio de pesadilla al mejor estilo Silent Hill.
Por su parte, el Reincarnate estaba paralizado, solo movido por el temblor constante que venia desde hacia momentos atras. Su mente estaba muy convulsionada como para ordenar dos pensamientos en linea y sentia el ir y venir del sonido y demas sensaciones, como si su sistema nervioso se hubiese dañado por completo y no pudiese transmitir sin cortes los estimulos de alrededor.
Esto mismo empezo en una frecuencia baja, casi imperceptible, por lo que el chico lo atribuyo a los efectos secundarios de todo el daño ocacionado por la explosion. Pero lentamente iba en aumento, entorpeciendole mas la mente.
Al recuperar la conciencia sobre su propio obrar y terminado abruptamente todo el climax de su rabia, los pensamientos sobre autopreservacion y remordimiento acerca de sus actos volvian a hacerse presentes, junto con la preocupacion. Esta aumentaba al ver una persona sumida en tal sufrimiento frente a el.
No le interesaba si aquella persona gustaba de divertirse a base de su propio enojo, no le interesaba que odiara terriblemente todo lo que ella representaba dentro de su mundo... el instinto protector de Garreth afloraba con cualquiera que estuviese en peligro sin excepciones y sin poder evitarlo.
Su entrecejo estaba fruncido pero ya no presentaba enojo. Al ver que Valkoinen golpeaba una de las paredes en un gesto desesperado, fue como un disparador para que reaccionara, levantando la mano izquiera lentamente en direccion de la chica.
Parecio que iba a hablar para intentar comunicarse con ella y descifrar de que manera podia sacarla de aquella situacion. Pero apenas habia movido su mano, los altibajos en su mente volvieron con renovada fuerza, haciendo que el Reincarnate finalmente se preocupara por ellos.
Garreth lo interpreto como si Valkoinen hubiese pensado que el queria atacarla de nuevo y ahora estaba lanzando una defensa para alejarlo.
Su instinto se volvio repentinamente loco, poniendolo frenetico y ansioso de manera extrema, como esperando que de la nada miles de enemigos invisibles fueran a atacarlo. Todo representaba peligro en aquella habitacion, el parpadeo de las bombitas quemadas, el sonido de los truenos, el brillo que los objetos de metal producian al reflejar relampagos... El chico giraba la cabeza de un lado a otro completamente desorientado y nervioso.
Una nueva explosion llamo su atencion e hizo que fijara sus ojos desorbitados e injectados en sangre en donde antes habia estado el escritorio de la enfermeria. No solo escucho la explosion, sino que sintio la exaltacion que esta provocaba en cada fibra de su ser, como si el mismo fuese a estallar tambien en cualquier momento.
Otra explosion y un espejo se hizo añicos. Mas explosiones y la enfermeria volvio a parecer un campo de bombardeos. Mientras tanto, el sistema nervioso del Reincarnate era sobrecargado, provocandole un dolor intenso y agudo en la cabeza.
No podia pensar, habia perdido la capacidad de concentrarse y formular conjeturas acerca de la situacion, por mas que fueran simples preguntas. Lo que si ocurria era que estaba abrumado de sentimientos, los cuales se manifestaban una y otra vez a velocidad vertiginosa.
Sentia miedo, desesperacion, confusion, peligro, ganas de salir corriendo y gritar a todo pulmon, ganas de luchar, impotencia, inutilidad...
Garreth se tomo de la cabeza mientras caia de rodillas al suelo y cerraba fuertemente los ojos, soltando gritos entrecortados. Todo alrededor de si daba vueltas como un carrusel y aquel dolor agudo no paraba. Se sacudia como negando con la cabeza y a veces soltaba puñetazos en el suelo de pura angustia, dejando huecos en los ceramicos del mismo.
-BASTA.... YA BASTA... -musitaba casi incoherentemente entre alaridos, en un desesperado intento por detener todo aquello. Abrio de repente los ojos empañados, a la vez que jadeaba grandes bocanadas de aire, observando a su alrededor rapidamente para intentar encontrar algun indicio de como deberia obrar y salvarse de aquella situacion.
Sus pupilas dilatadas se cruzaron por un momento con los ojos vacios y blancos del rostro de Ritva, volviendo hacia estos y quedandose fijas en ellos.
Ella...
Ella provocaba todo eso...
Ella le estaba haciendo daño...
Ella debia ser puesta a dormir para detener todo aquello...
El instinto obro por si mismo. Soltando un grito de guerra desesperado, el chico se levanto en un arranque de fuerzas, puño izquierdo cerrado, y solto un tremendo gancho directo en el rostro a Valkoinen.
El alivio fue casi instantaneo. Lo suficiente como para reflexionar que algo en aquello no estaba bien.
Sabia como se sentia golpear a una persona. Carajo, si lo habia experimentado tantas veces que se conocia la sensacion de memoria y podia evocarla en cualquier momento. Esa misma que le produjo satisfaccion en el pasado, cuando de pequeño golpeaba y doblegaba a otros bullies que erroneamente le hacian frente y lo retaban a una pelea. Los nudillos chocaban en contra de una masa dura recubierta por un material mas acolchonado, hueso y carne respectivamente. Pero el golpe que descargo en ella no fue nada parecido a aquello.
Su puño dio en contra de la piel de porcelana endurecida, pero esta no soporto la fuerza y cedio bajo el golpe, quebrandose en miles de pedazos. Casi pudo ver como si el tiempo se ralentizara y los trozos volaban por el aire frente a el, impulsados por la inercia.
Cayo nuevamente de rodillas al suelo, completamente exhausto. Y Valkoinen cayo junto a el.
Tardo un momento en procesar lo que habia ocurrido. Su mente estaba aun demasiado abrumada, pero estaba lentamente volviendo a la normalidad.
Cuando recobro mas la conciencia, sus fosas nasales captaron un olor penetrante mezclado con metalico que venia de un costado suyo. Y al levantar el brazo para quitarse el sudor de la cara, el olor aumento. Fue alli cuando vio la gran mancha oscura que le recorria los nudillos y el dorso, chorreando en finos caminos por su muñeca.
Sus ojos estaban enfocados en su mano frente a su cara. Algo mas alla de ese primer plano hizo que cambiara de enfoque, concentrandose en lo que tenia delante. Una sensacion desagradable, como si un liquido helado lo atravezara desde la garganta hasta el vientre lo recorrio, echandolo a temblar.
Valkoinen yacia en el suelo, inmovil, en una posicion despatarrada, inerte. Su piel aun presentaba la textura de la porcelana, nada habia cambiado con respecto a aquello. Pero su rostro...
Su rostro se hallaba dividido en dos zonas. Una aun blanca inmaculada que ocupaba la mitad de este desde la altura de la nariz hacia arriba y la otra... un agujero oscuro... chorreante y viscoso que ocupaba casi toda su mandibula y parte de una mejilla. Parecia como si hubiese sido despellejada viva.
Un liquido oscuro chorreaba de esta herida armando un charco en el piso, que lentamente iba aumentando.
La vista de Garreth se perdio en el vacio y dejo caer su mano pesadamente al costado de su cuerpo, su rostro adoptando una expresion que denotaba la nada misma. No podia creer lo que habia visto... lo que habia hecho...
El, el alumno estrella del instituto, el que mejor desempeño tenia en las practicas, acababa de perder por completo el control rebajandose al estado de un animal y habia terminado por asesinar a un par. Alguien que estaba pasando por las mismas dificultades que el y aun no habia tenido oportunidad para hacerles frente. Alguien cuya vida no merecia desvanecerse y terminar tan repentinamente en solo unos segundos.
O eso era lo que el Reincarnate pensaba...
Volvio a mover la cabeza enfoncando la vista en el cuerpo de Ritva y se acerco con dificultad a este, quedando en cuclillas mientras examinaba mejor el efecto que su golpe habia causado.
Estaba acercando una mano temblorosa hacia el rostro de la chica, como su fuese a tocarlo, pero se lo penso mejor y freno la mano a unos escasos centimetros. Casi podia jurar que la carne expuesta expelia calor.
Abrio un poco la boca como para hablar, quizas para llamarla, pero ningun sonido salio. Unas ganas impulsivas de disculparse lo asaltaron, sabiendo que quizas ella no podia escucharlo. Pero simplemente queria decirle que no habia sido su intencion, aun si asi lo habia sentido durante un breve periodo de tiempo cuando estaba descontrolado. ¿Por que Plumm no podia llegar como siempre lo hacia, oportuna y con sus rosas magicas, a reparar el daño que el habia hecho? Esa vez parecia que la ayuda no llegaria de ningun lado...
La habia cagado... Habia metido la pata hasta el fondo y ahora no podia salir de la situacion... ya no se le ocurria como reaccionar y se quedo inmovil en aquella misma posicion...
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